«No podía ser que los rivales no se sintieran visitantes en nuestro estadio», reflexionaba ayer, al acabar el encuentro en Mestalla, Luis Nani. El juego del extremo portugués es alegre y explosivo, pero sus reflexiones siempre serenas. Con ese punto de distancia, el exfutbolista del Manchester United analizaba esta semana los defectos estructurales en los que ha incurrido el club en la planificación del proyecto de esta temporada. Y ayer resaltaba la necesidad de que el Valencia imponga el miedo escénico sobre sus adversarios.

Ayer, ante el Athletic, se dio un paso decisivo para recuperar parte de la leyenda que habla de Mestalla como ese estadio de verticalidad vertiginosa en la que los visitantes no sacan muchas cuentas para calcular puntos. Un escenario en el que entra en la normalidad que rivales de tu mismo nivel, como los leones de Bilbao, doblen la rodilla en una demostración de limpieza orquestal de los blanquinegros.

Los números también apuntan a la rehabilitación del Valencia como local. A los mandos de Voro, en solo tres partidos, con las victorias contra Espanyol y Athletic Club, los valencianistas ya han alcanzado la mitad de victorias que se consiguieron en Liga, durante todo 2016, en Mestalla. El año pasado, solo se logró vencer a Espanyol, Sevilla Eibar y Alavés.

En cuestión de pocas semanas, y con la salvedad del tropiezo aparatoso contra el Alavés, el Valencia ha cambiado el ambiente de Mestalla. De la escenografía trágica, de las derrotas encadenadas que dejaban una grada semivacía y crispada, se ha pasado a un estadio lleno en el que la creciente crítica hacia la gestión de Peter Lim convive con la prioridad de animar al equipo. El Valencia vuelve a sentirse fuerte en su casa y la visita del Real Madrid no se afronta con la resignación de un trámite amortizado, sino con la expectativa de salir a navegar a mar abierto.

A esa imagen de incipiente seguridad se le añade otro argumento de solidez, como es mantener por segunda jornadas seguida la portería a cero. Es la tercera vez que, bajo la dirección de Voro en mes y medio, la meta de Alves acaba imbatida, un objetivo que llegó a alcanzar una sequía de nueve meses de goles en contra, incluyendo los partidos amistosos de verano.

La conexión de la grada con los jugadores se ha restablecido. Enzo y Parejo, señalados en su día, tienen el reconocimiento de la hinchada por tirar del equipo. Y hasta los últimos fichajes han entrado con buen pie. Orellana, que ha llegado con una varita mágica. También Zaza, un jugador particularísimo que parece una mezcla de Carew y Julio Salinas, con un añadido de sangre caliente, y que con una voluntad de hierro empieza a obtener resultados.

La victoria de ayer es también importante en el clásico histórico que dirimen Valencia y Athletic. Mandan los blanquinegros: 64 victorias del Valencia, 39 empates y 61 triunfos bilbaínos. El Valencia ha marcado 264 goles y ha encajado un total de 261.