"Voro come tornillos". Detrás de esa divertida metáfora de Di Stéfano sobre Voro quedó una imagen algo ruda del central y ahora técnico de L´Alcúdia que escondió, sin embargo, la verdadera naturaleza del actual técnico del Valencia, un tipo sensible e inteligente. Enzo y Parejo, los dos señalados por Prandelli, sostuvieron anoche al Valencia en un partido enorme de pasión y oficio para doblegar el inmenso caudal ofensivo del Real Madrid. La pareja de centrales, Garay y Mangala, se ha convertido en dos torres infranqueables. Y la llegada de Orellana y Zaza, dos especialistas, han añadido gotas de talento. Todos han multiplicado su rendimiento exponencialmente. Cancelo, por ejemplo, fue un coloso defensivo. Lo mismo que Gayà, otro desechado por el técnico italiano. Y hasta Diego Alves recuperó la estirpe de gran portero.

Un despeje orientado con la derecha de Alves, precisamente, originó la tormenta. El portero brasileño despejó el camino a Cancelo, quien abrió más a la derecha a Munir. El centro de este lo grapó Zaza en un control perfecto para golpear con rabia a la media vuelta. El gol le dio un subidón al Valencia, que aprovechó una mala entrega de Varane para remachar a la contra. Otra vez Munir en el origen, cediendo a Zaza y este a Nani, a quien se le abrió el cielo en el pase en diagonal a Orellana por la derecha. El chileno disparó raso y raro al palo corto de Keylor Navas.

Pero, claro, el Madrid iba a reaccionar en un ataque en tromba frenado por la solidaridad de los valencianistas, con Munir sacando desde la línea de gol un remate de Carvajal, y Parejo, dueño de las coberturas además de templar la posesión lo máximo posible. Partidazo de Parejo. Y de Enzo, en un centro del campo portentoso en el esfuerzo. Debía serlo para tratar de minimizar la artillería blanca.

El Madrid se encontraba incómodo,pero la fortuna se puso de su parte con la lesión de Nani, roto en una carrera ganada a Casemiro. La entrada de Siqueira, a fin de no variar el esquema y adelantar a Gayà, dio aire a la delantera madridista. En un relámpago, justo antes del descanso, el centro de Marcelo lo cabeceó impecable Cristiano. Sin reproches.

Ante el asedio del Madrid, Parejo se sacó una jugada magistral dentro del área madridista. Zidane recurrió a Bale para sacar partido de su velocidad ante Siqueira. El penalti de Carvajal a Zaza, un empujón clarísimo, precedió una entrada feísima de Mangala a Benzema. Después un penalti de Ramos a Munir que tampoco señaló el árbitro. El Valencia resistió heroicamente. Era el generoso homenaje de los futbolistas a Voro por haberlos sacado del infierno.