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Cómo echar a un propietario

Cómo echar a un propietario

La frase que preside el artículo de opinión que acaban de comenzar a leer se ha convertido en trending topic del entorno. Desconozco si, al margen de los pelotas de palco, genuflexos y vendidos -sospechosos habituales-, a Peter Lim le queda algún defensor en Valencia. De los conversos tardíos prefiero no escribir, por no ensuciar el papel. Pero sí es evidente que un porcentaje altísimo del respetable ya no traga a Meriton. El pasado sábado, de forma mayoritaria y sin maniobras orquestales en la oscuridad, Mestalla rompió en cánticos contra la propiedad tras el gol del Sporting de Gijón. Más vale tarde que nunca. No todo está perdido.

Así pues, mientras el propietario no enseñe la patita y ofrezca algún argumento para hacernos pensar lo contrario, resulta legítimo y hasta conveniente que el personal busque la forma de devolver al señor Lim al despacho del que nunca debió salir. La miseria y la decadencia siguen devorando las entrañas de Mestalla como carcoma en vuelta rápida. El fin justifica los medios.

Para quienes continúen pensando que los niños vienen de París, no. La última comparecencia pública del nuevo -pero viejo- director deportivo, José Ramón Alesanco, no basta. El personal no debería conformarse con escenografías prefabricadas, grandes dosis de teatralidad y estructuras deportivas con mucho envoltorio pero vacías de contenido. Sigue sin hacerse público el nombre de los ojeadores que el club va a tener tanto en la Ciudad Deportiva de Paterna como en el resto del mundo.

Los accionistas, abonados y aficionados del Valencia merecen respuestas sinceras a preguntas muy concretas. ¿Será capaz Peter Lim de exigirle a Jorge Mendes que se encargue este verano de buscar acomodo a los futbolistas que él mismo trajo por encima de su valor de mercado y no han rendido? ¿Puede asegurar el propietario que no venderá a jugadores de alto nivel, implicados y de la casa como Gayà y Carlos Soler? ¿Tendrán por fin independencia el nuevo entrenador y los responsables de la secretaría técnica?

Hasta que la propiedad, en primera persona y sin utilizar a trifásicos habilitados a tal efecto, se haga carne entre nosotros para dar explicaciones, la afición del Valencia tiene carta blanca para poner en marcha todo tipo de iniciativas -cívicas, por descontado- para hacer saber a Peter Lim que debe vender el club, que la gestión deportiva desarrollada en Mestalla está siendo una constante falta de respeto a una sociedad casi centenaria.

Manifestaciones con pancartas gigantescas antes y después de los partidos en la Avenida de Suecia. Cánticos másivos que repetir machaconamente en minutos predeterminados dentro del estadio. Pañoladas al palco. Hashtags, fenómenos virales y columnas como ésta. Todo lo que hagamos es poco para que la indignación y la profundísima preocupación del valencianismo lleguen a Singapur. A Singapur y a todos los rincones del planeta fútbol en los que pueda haber un comprador que mejore a Lim. Peor es imposible.

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