El Valencia ha dado la cara ante en el Camp Nou, donde no ha perdido la confianza de sumar un empate en el tramo final pese a jugar con uno menos toda la segunda parte. Había perdido a Mangala, justo antes del descanso, en la acción del penalti que puso por delante al Barça (2-1) tras el prometedor inicio del equipo de Voro, activo en el campo del Barça gracias al ingenioso Carlos Soler. Tras sobrevivir al entusiasmo del Barça en la segunda parte, ya con 3-2 en el marcador, el conjunto de Voro sólo se retiró del partido, definitivamente, con el gol de André Gomes, ya en el epílogo.

El Valencia ofreció una digna primera parte, con valentía. Voro no escondió sus cartas: dejó a Zaza en el banquillo y afiló la línea ofensiva con la velocidad de Munir; detrás, defendió con las líneas muy atrasadas. Objetivo: aguantar y salir al contragolpe, a pecho descubierto. La apuesta adquirió sentido con el paso de los minutos. En el Camp Nou, ante una delantera tan poderosa, la suerte es necesaria. El Valencia la tuvo de lado en las dos primeras ocasiones del Barça. En la segunda, Orellana evitó el gol sobre la línea, tras la entrada en diagonal de Luis Suárez, que se sintió comodísimo en el radio de acción de Garay. Un amigo fue el central argentino durante el rato que estuvo en el campo, antes de ser sustituído en el descanso por unas molestias. Luis Suárez le rompió, literalmente, en un quiebro imposible en la línea de fondo.

El Valencia se estiró con el paso de los minutos y, tras un par de aproximaciones peligrosas, encontró el premio. Mangala cabeceó, de forma imperial sobre el marcaje de Rakitic, marcando perfectamente los tiempos, un córner desde dentro del área. Sólo 6 minutos después, Garay quedó retratado en el empate del Barça. El uruguayo le ganó descaradamente la espalda en un saque de banda y cruzó la pelota al segundo palo. De forma casi inmediata, con la defensa del Valencia buscando la posición, Mangala no tuvo más remedio que coger de la camiseta a Luis Suárez, que había ganado la espalda, por enésima vez, a Garay. Messi no dio ninguna opción a Alves en el lanzamiento. El castigo resultó mayúsculo: gol y expulsión del defensa francés, amonestado antes por una falta irrebatible sobre Messi.

Los planes del Valencia se tambeleaban cuando emergió la figura de Carlos Soler. El canterano filtró un pase entrelíneas maravilloso hacia Gayá, que tuvo la paciencia de servir a Munir para equilibrar otra vez el partido. Soler había protagonizado, mucho antes, la primera ocasión del Valencia,con una volea que rechazó Ter Stegen. Es atrevido el chaval. Pese a la desigualdad numérica, pese a la anterior remontada del Barça, el Valencia se fue vivo al descanso.

Abdennour tomó el relevo de Garay en la segunda parte y el central tunecino erró en el 3-2, que llegó muy pronto. No tapó el remate de Messi al primer palo. Alves animó a sus compañeros en un momento clave del la noche. El Valencia dio la sensación de hacer daño al contragolpe durante un rato. Munir desaprovechó otra carrera ante Ter Stegen tras otro servicio de Soler, antes de que el Barça empezase a acumular ocasiones, una tras otra. No marcó más goles y dejó al Valencia con la esperanza, aunque pequeña, de empatar en los últimos minutos. Para entonces, Zaza estaba en el campo. Bakkali le acompañó después.