Con solo 20 años y 903 minutos en Primera división, Carlos Soler se ha convertido en el referente de un proyecto que se anunció con pretensiones faraónicas y que persiste por las bocanadas de los hombres de la casa. Por el liderazgo de Soler, el recuperado José Luis Gayà y la mano experta de Voro González, que al menos ha logrado rescatar al equipo del bloqueo clasificatoria en el que se encontraba en Navidad, estancado en el descenso.

Una plaza como el Camp Nou es el mejor escenario para confirmar la valía de Soler, ya no solo como una esperanza de futuro, sino también como una realidad de presente, como un futbolista ya hecho. El canterano fue el mejor de los blanquinegros y quien supo interpretar el protagonismo que Voro quería darle al partido, aprovechando los balones al contragolpe en los momentos en los que el Barcelona no controlaba la pelota. Unas claves que el propio futbolista desgranaba con clarividencia nada más acabar el encuentro. «El Barcelona, como todo equipo que tiene mucho la pelota, tiene jugadores que sufren sin balón. Hemos estado juntitos y hemos sabido cómo atacarles al espacio».

En su análisis, Soler también apuntó con autocrítica a los fallos cometidos en defensa, «hay que corregir esos despistes con más concentración». Superado ya el periodo de aterrizaje y aclimatación al primer equipo, la evolución de Soler es palpable. Tanto para asumir responsabilidades en el campo, como para atreverse, como hizo en la zona mixta del Camp Nou, a analizar la realidad del equipo con profundidad, superando la barrera natural de la timidez.

Los próximos meses, cuando con la nueva pretemporada quede atrás el estado de excepcionalidad de la actual campaña, serán claves para ver por dónde irá la evolución de Soler. Jugador muy completo tanto en defensa como en la distribución del juego, se espera que despunte en algunas de sus múltiples cualidades, y cerrar así su definición como jugador.

Por su pasado en la Academia, por la valoración que tienen los técnicos del club, se espera que Soler explote la vena goleadora, su innata facilidad para llegar por sorpresa en tres cuartos de cancha para finalizar la jugada. Tanto por su capacidad en el golpeo de balón, como por su intuición a la hora de saber cuando aparecer en segunda línea, se cree que Soler afinará esa virtud, que lo convertiría con probabilidad en el futbolista más desequilibrante del equipo.

En sus trece primeras apariciones en el primer equipo, Soler ya ha explotado la faceta «box to box» para definir llegando desde atrás. Aún no se le ha visto en otra de sus especialidades, como el golpeo de falta, en el que se respeta los galones de Parejo, pero en el que sin duda será importante en los próximos años.

Decimocuarto con 30 puntos, después de tres temporadas de gestión de Peter Lim en las que se han invertido 247 millones de euros -incluyendo las opciones de compra que se ejecutarán para los fichajes de Simone Zaza y Fabián Orellana-, lo mejor del equipo estaba en casa.