La respuesta a la pregunta es afirmativa. Sí. Por supuesto que Peter Lim puede vender el Valencia. Es suyo. Pero antes debería pasar un filtro muy exigente: el de Bankia, máximo acreedor del club de Mestalla y fiador, también, de los 90 millones de euros con los que el empresario de Singapur compró el club. Este firmó acuerdos privados y garantías personales que le obligan a responder a ambas deudas si decide traspasar la propiedad. «Claro que se puede marchar, pero sólo bajo la supervisión del banco, que seguro que lo tiene todo bien atado», explica Antonio Paños, un experto en la materia. Consultor financiero en la actualidad, fue director del departamento de Riesgos de Bancaja hasta 2008 y fugaz patrono de la Fundación del Valencia, hasta el día que conoció la intención de vender.

Bienes patrimoniales del empresario como garantías. Como principal acreedor, Bankia se planteó el peor de los escenarios el día que estampó su firma junto a la de José Luis Zaragosí, patrono encargado de firmar la venta del Valencia por la anunciada negativa del entonces presidente de la Fundación, Aurelio Martínez, en el documento de compraventa. El banco amarró, más de lo que se ha contado, una hipotética salida de Lim del accionariado. En caso de que el inversor de Singapur quisiera salir corriendo dejando al club -en realidad al banco- en la estacada y con la deuda impagada, la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri podría ejecutar bienes del empresario por valor de la deuda viva pendiente. En las oficinas de Bankia disponen de un listado de bienes patrimoniales de Peter Lim que cubren el montante total de la deuda, entre los que se encuentran numerosos activos inmobiliarios en el país del sudeste asiático y valores en empresas participadas de todo tipo de la novena fortuna de Singapur, según la lista Forbes.

Blindado contra un posible afán comisionista. El banco no corre riesgos en una operación de esta magnitud. «Bankia conocía que Lim ha ganado mucho de su dinero gracias a comisiones. Así que el banco estaría convencidísimo de que, en cualquier momento, querría irse», explica Paños. «Y le diría: ´si algún día te quieres marchar, te tendrás que poner de acuerdo conmigo. Y la persona que venga, tendrá que ser uno que yo quiera», añade.

Por hablar en terminología futbolística, el singapurense debería hacer frente, antes de vender, a una especie de pago de cláusula de rescisión para evitar una espantada que, junto a los avales personales, hacen nada creíble la tesis de que dejará el club sin hacer frente a sus compromisos.

Deuda del club: 420 millones. Dos años después, el barco de Peter Lim acumula una deuda total a largo plazo cercana a los 420 millones y con una multa pendiente de la Unión Europea de 23 millones. El club debe 175 millones a Bankia (155 de préstamo principal y otros 20 de póliza) y 21 a CaixaBank, todo garantizado con una hipoteca sobre el actual Mestalla y su parcela, el principal activo patrimonial de la sociedad valencianista. El montante de la deuda del club se completa con los 19,8 millones que debe al Ayuntamiento de Valencia, los 100 que el propio Lim prestó a la entidad el día que llegó y otros 100 en diferentes conceptos.

Desequilibrio de 50 millones la próxima temporada. Las expectativas son malas, ya que en julio del año que viene el Valencia deberá empezar a amortizar el crédito más pesado. El total de gastos en préstamos e intereses se disparará hasta los 30 millones. Un lastre que difícilmente podrá soportar su economía. Sin la participación en la Liga de Campeones dos temporadas seguidas (la actual y la próxima), los ingresos han caído en picado con respecto a la primera campaña del singapurense, cuando el equipo fue cuarto. Sin contar que el nuevo estadio, el motor económico que debía permitir el despegue del Valencia, está en la nevera. Con unos ingresos medios de 85 millones y unos gastos previstos de 140 la próxima temporada, el desequilibrio presupuestario subirá a unos 55 millones. ¿Cómo lo cubrirá?

Le restan 36 millones por pagar. Hay otro frente cubierto por Bankia. Es el de los 90 millones que prestó al magnate asiático para comprar la propiedad del club a la Fundación. En su día, Lim puso 18 millones de su bolsillo y recibió otros 72 a crédito a pagar en cuatro años. Lim está al corriente de los plazos y sólo le restan 36 millones por amortizar del crédito de Bankia para comprar el Valencia. El banco ha rescatado ya 54 millones de un préstamo que daba por perdido hasta el cambio de propiedad y la llegada del empresario.