La probable llegada de Mateo Alemany como nuevo director general con plenos poderes del Valencia, obliga a una reestructuración interna en el club de Mestalla, que afectará a la distribución de poderes ejecutivos de los directivos más afines a Peter Lim.
¿Qué rol van a pasar a desempeñar la presidenta Layhoon Chan y los consejeros Kim Huat Koh y Anil Murthy? Con Alemany asumiendo las principales tareas ejecutivas, se espera que Layhoon Chan descargue responsabilidad, pero que conserve sus funciones de representatividad como cabeza visible de los planes de Meriton en el club. Del mismo modo, Chan continuará dirigiendo los proyectos ligados al área social, llevados adelante con su voluntad personal, como el compromiso por la igualdad de género.
Por otra parte, Koh, dirigente de estrecha confianza personal de Lim, seguiría supervisando el día a día, con el mismo bajo perfil mediático que hasta el momento. Más incógnitas rodean a la figura de Anil Murthy. Desde su llegada, el diplomático había ganado peso como imagen institucional, tanto por su dominio del castellano como por la tibieza representativa de Chan y Koh. Murthy había tomado la arriesgada iniciativa de dar la cara ante colectivos como la Agrupación de Peñas y no escondía su ambición por poder optar a puestos de mayor responsabilidad.
Los empleados del club aguardan con expectación la confirmación de noticias en torno al aterrizaje de Alemany. Una llegada que debería traducirse en el empujón necesario para superar la parálisis societaria que afecta al club, en proyectos tan importantes como la reanudación de las obras del nuevo estadio, donde solo se han transmitido intenciones (acabar antes de 2021), sin que de momento haya ningún plan concreto en marcha.
La lentitud burocrática con la que funciona el Valencia, en el que las decisiones trascendentes se demoran hasta recibir la conformidad personal de Lim, es otra de las claves a la que deberá medirse Alemany, y de igual modo un José Ramón Alesanco en la dirección deportiva con idea de no admitir injerencias severas en la dirección deportiva. Ninguno de los consejeros singapurenses ha contradecido o siquiera discutido los designios de Lim. Además de ser el máximo accionista, impera la cultura jerárquica asiática de la veneración al líder.
