P ¿Cómo conciliar en una academia de élite la máxima competitividad con el disfrute de la niñez?

R En Fútbol 8 al niño no le pedimos más que disfrute, que se divierta, que aprenda jugando.

P Esa intención no se traduce en la realidad. La competencia es brutal en los clubes de élite a esas edades.

R Esa competencia es imposible de eliminar. Los niños saben que forman parte de una selección y que les evaluamos. Debemos transmitir a los padres que tenemos que preparar a los niños para cuando les digamos que «no». Entonces el niño estará más predispuesto a disfrutar y ser feliz si está preparado para esa posible frustración de salir del Valencia. A un niño que lleva 4 años en la escuela le cuesta entender que tenga que salir del Valencia, que hay un proceso de selección...

P ¿Cómo se combate el culto al éxito dominante en la sociedad y en un deporte en el que los espejos son Messi y Cristiano?

R No hay una fórmula secreta. Tenemos que convencer a niños y padres de que el éxito no puede llegar con seis o diez años. Pueden llegar alegrías puntuales como ganar el torneo que se televisa. Eso es un éxito de unas horas, pero el niño debe seguir siendo niño. Debemos inculcar que el éxito llega en el salto competitivo de Juvenil A o el filial, cuando estás cerca del primer equipo.

P ¿Qué valores quiere transmitir en la Academia?

R Si echamos la vista atrás, el Valencia ha triunfado cuando ha tenido jugadores solidarios, humildes, sin destacar uno por encima del otro, donde el colectivo era lo importante. Puedes tener mucho talento, pero como no lo pongas al servicio del equipo, probablemente no serás jugador de este equipo.

P ¿Qué criterio se sigue en la selección de entrenadores?

R Cada vez lo enfocamos más a la formación y continuidad de los técnicos. Me aventuro a decir que el 95 % de los entrenadores va a continuar. Sin continuidad, no hay aprendizaje ni éxito, ni el entrenador puede demostrar nada. Si se cambia la dirección de la Academia, la estructura interna, la mentalidad, los entrenadores, no conseguirás nada. El perfil que buscamos es el de entrenador-educador. Que no quiera ascender al Juvenil A en seguida.

P ¿Qué titulación se exige?

R Un mínimo de fútbol, nivel 1, 2, 3. Y cada vez más estamos exigiendo que sean diplomados o licenciados en Educación Física, porque va ligado. Si eres licenciado, con todos los respetos, en Ingeniería Industrial, te gustará el fútbol y tendrás los niveles, pero no tendrás esa pedagogía, ese trato empático necesario con los niños.

P ¿Carlos Soler es el patrón perfecto del jugador que se busca? Buen futbolista, respetuoso, valencianista, universitario...

R Soler cumple todos los parámetros. Autonomía personal, saber competir, responsable y con el sentimiento de pertenencia de los jugadores que en el pasado han llegado al primer equipo. Llegó con 6 años y ha alcanzado el primer equipo, sin saltarse ningún paso.

P ¿Molesta que se les compare siempre con el Villarreal?

R Quizá a los empleados de la escuela que lleven más tiempo, sí. Me molesta que la comparación sea para criticar al Valencia. Sabemos que debemos competir con ellos.

P ¿Ha habido demasiada inestabilidad para afianzar un modelo?

R Cuando hay inestabilidad en el primer equipo, se traspasa a la cantera. Se sigue trabajando igual en la cantera, pero hay cambios de técnicos, de directores deportivos. Soy del sur de Alicante, y, cuando bajo a mi pueblo, la imagen que se desprende del club depende del primer equipo. Pero la escuela mejora: tiene mejores instalaciones, más presupuesto, competimos mejor...

P ¿Las crisis del primer equipo repercute para retener a promesas?

R Si cuidas al futbolista, puede haber discrepancias cuando está cerca del primer equipo, pero la mayoría se quiere quedar y se siente del Valencia.

P El coreano Kangin Lee no se ha ido al Madrid, pero el hispano-marroquí Nabil sí se fue al City.

R Ni Nabil, ni su entorno familiar, quisieron quedarse. La cantidad que le ofrecía el City era irrechazable ¿El club qué hizo? Protegerse como club. Luchamos por que el City nos abonase lo máximo. Kangin Lee lleva seis años aquí, su familia se quiso quedar. Está ya en dinámica de Juvenil B y tenemos un proyecto deportivo con él.

P ¿Y cuál es su historia? Usted es bastante desconocido para el gran público.

R Vengo de Benferri, un pueblo muy pequeño al lado de Orihuela, de 2.000 habitantes. Vine de la mano de Rufete, al que conocía de los campus. Fui profesor de Educación Física y entrenador amateur del equipo de mi pueblo. Creé y coordiné la escuela de fútbol. Dirigía desde los prebenjamines al primer equipo. Llegamos a conseguir 200 niños. Me llamó Rufete un verano, en el que estaba enseñando a niños a nadar. No me lo pensé. Al salir Rufete, me quedé, porque la propiedad, que quiere potenciar la Academia, necesitaba gente que conociese la estructura.

P ¿Hay cambios en la idea de fútbol de Rufete a Alesanco?

R Sí. Rufete tenía sus referentes y Alesanco ha vivido los modelos de Lezama y Can Barça. El modelo de juego y la metodología cambia. La estructura, no.

P ¿Ahora se prima al jugador más técnico, de posesión?

R Antes también se primaba, pero buscando otro modelo. Con un espíritu más cercano al Valencia de los éxitos, el de la garra de Rufete, Ayala, Baraja, Angulo. José Ramón ha dado su toque de lo que piensa que debe ser un Valencia dominador, con posesión de balón, de atacar más que el rival.

P ¿Qué le aconseja Pablo Blanco, una referencia que lleva 30 años en el fútbol base del Sevilla?

R Me aconseja tener continuidad, una norma clara, fundamentos sólidos, gente de confianza que sean buenos profesionales. La última vez que lo vi me insistía en que el Valencia no podía estar cambiando de entrenador en cada torneo de base. Pablo tiene razón, pero le han dejado trabajar treinta años.

P ¿Por qué llegan tantos laterales izquierdos al primer equipo?

R Es un tipo de jugador muy mediterráneo, tal vez, y que en Valencia triunfa. José Jiménez lleva veintitantos años aquí, tiene un grupo de trabajo en la captación que ahora se ha visto ampliado.