Por debajo de Layhoon y por arriba de Anil Murthy, ese parece ser el espacio reservado para el frio Mateo Alemany. Al ejecutivo, el soltero de oro de la isla, faena no le va a faltar. Además de encauzar el rumbo de la gestión, el mallorquín debe empezar cuanto antes a suturar descosidos. Me huelo que tiempo para jugar al golf, su gran pasión, no le va a quedar mucho. Aunque, cuentan, que el atractivo gestor es de los que exprime las horas y sabe cómo rentabilizar al máximo su tiempo.
Cuando gestionaba el Mallorca, él se lo guisaba y él se lo comía sin tener que rendir cuentas a nadie. Compraba barato y vendía caro -vamos, que de criaderos sabe-. Ahora, el amigo de Soler, Engonga e Ivan Campo, tendrá que cambiar el chip. Lim y Layhoon, que con su fichaje podrá dar un paso atrás, lo fiscalizarán. Alemany, aseguran, está ilusionado ante su vuelta a los ruedos. Tras años alejado del primer plano, regresa con galones. Y lo hace como el salvador de un club a la deriva. Su pormenorizado conocimiento del fútbol, experiencia en los negocios y sus buenos contactos con las instituciones -mejor con Tebas que con Villar- le avalan. Al abogado de 54 años le esperan tantas tareas que será mejor que ya se las vaya apuntando porque, para poner orden y hacerse respetar tendrá que pedir cuentas a los empleados, limpiar y asumir el desgaste que eso supone.
Volver a convertir el club en un engranaje perfecto no será facil porque, además, tendrá que ejercer de interlocutor con la federación, con los árbitros, con las peñas y , cómo no, de portavoz de un club que últimamente no da pie con bola. Mateo Alemany, saldrá o no rana, pero la escena la domina.
