El valencianismo quiso premiar la gran temporada que está realizando el Mestalla, y llenó hasta los topes, con 4.000 espectadores, el campo Antonio Puchades, hasta obligar a cerrar puertas, por razones de seguridad. Sin embargo, la fiesta fue para el líder Barcelona B del exvalencianista Gerard López, que se llevó la victoria con un 0-4 demasiado aparatoso. El sonoro tropiezo no altera la situación clasificatoria del equipo de Curro Torres, todavía con un cómodo colchón puntos en la zona de promoción de ascenso a Segunda.

Con el primer equipo hecho unos zorros, la afición blanquinegra tenía hambre de buen fútbol, y llenó Paterna, convocado por la ilusionante energía que desprende el Mestalleta. Hasta Juan Bernat acudió al palco. La trascendencia del partido hizo del inicio una guerra de nervios. Únicamente los jugadores más habilidosos, Nacho Gil y Perea, desafiaban el excesivo respeto en incursiones individuales. Los dos conjuntos esperaban su ocasión, ambos con la personalidad que irradian sus entrenadores. Un Mestalla agresivo, con Curro Torres, chándal y yugular marcada, incansable en el área técnica, reclamando a gritos coraje y presión. Quien fuera su compañero en el Valencia de Héctor Cúper, Gerard López, vestido de sobrio negro, impartía órdenes justas, en un Barcelona B movido con un punto más de pausa y paciencia que su rival, con Gumbau en la elaboración. Antes de que los visitantes rompieran con dos zarpazos el partido, el Mestalla tuvo la opción de adelantarse con un disparo desde la frontal de Eugeni. El meta visitante Suárez se lesionó en el hombro izquierdo en la caída tras rechazar el chut. Entre el 35 y el 38, Perea y Gumbau, de penalti, remataron la faena con el Mestalla aturdido por los nervios, especialmente el meta Ferri, sustituto de Sivera, concentrado con la sub´21.

El intento de Curro de reactivar a su equipo en la segunda mitad, con la entrada de Fran Villalba, se diluyó con los inmediatos dos goles del Barcelona B, obra de Marc Cardona y Martínez, que silenciaron el ambiente festivo. No se rindió el Mestalla, siempre óptimo de ímpetu, guiado por un Fran Villalba fresco de ideas. No obstante, ya no se movería el marcador, a pesar de los intentos hasta el último instante, de Jordi Sánchez, uno de los recambios finales para intentar retocar el marcador. El filial valencianista, merecedor al menos de un gol, fue despedido con aplausos por el numeroso público.