La visión cosmopolita que el Valencia ha querido instaurar desde el cambio de propiedad, se ha encontrado tres años después con un baño de realidad. El club ha retrocedido en imagen con dos temporadas sin competir en Europa, ni tener un patrocinador que satisfaga las aspiraciones de internacionalización de la entidad. La estrategia obliga, aparte de buscar nuevas fronteras, a volver la mirada a las raíces. El Valencia quiere fortalecer sus cimientos en la Comunitat, ante un desgaste deportivo que se ha traducido en un bajón en la asistencia a Mestalla. Además, se teme el poder fagocitador de dos potencias globales como Real Madrid y FC Barcelona.

«No hay que mirar tanto a Asia y América, y tenemos que centrarnos más en por qué dejan de venir aficionados de algunas comarcas», aseguran elevados ejecutivos de la entidad. Esa idea se potenciará con una política de mayor acercamiento, pero también con otros métodos. El Valencia va a implantar en verano un proyecto, a dos años vista, de transformación tecnológica, que afectará a todas las áreas de la entidad.

El plan se inspira, según fuentes de la entidad, en la tecnificación con la que trabajan la mayoría de clubes de Premier y, en la Liga, el Real Madrid, Barcelona o Real Sociedad. El sistema ayudaría a sacar un mejor provecho de la información que se maneja en todos los estamentos del club. Desde los datos físicos de la plantilla para prever las posibles lesiones lesiones de los jugadores hasta intepretar los datos de, por ejemplo, por qué ha bajado la asistencia en algunos sectores determinados del estadio o por qué acuden a Mestalla más aficionados de algunas poblaciones que de otras. Otro de los proyectos a medio plazo en los que ya trabaja el Valencia es el del centenario, del que ya faltan menos de dos años.

Dos serán los pilares sobre los que se asentarán las celebraciones. La historia de la entidad y, también, los retos de futuro. Se quiere utilizar la efeméride no solo para recrear el pasado, sino también para impulsar el club.