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Análisis

Groucho Marx al mando del Valencia

Alemany se cita esta semana con Marcelino tras semanas negociando con Setién - La caída de Las Palmas ha debilitado al cántabro ante Lim

Groucho Marx al mando del Valencia

Al grito de una de las máximas universales de Groucho Marx («tengo estos principios y, si no le gustan, tengo otros), el VCF había llegado a un acuerdo verbal con Quique Setién que se ha ido diluyendo con cada derrota del Las Palmas en las últimas jornadas. Y con la obligada visita a Singapur del director general, Mateu Alemany, y del director deportivo, José Ramón Alesanco, donde el dueño de la entidad, Peter Lim, mostró el pulgar hacia abajo.

Alemany y Alesanco han tenido dos meses de relativa tranquilidad por la mejoría del Valencia, alejado en este lapso del descenso, para tomar dos decisiones importantes para el futuro de la entidad (quién es el nuevo entrenador y qué labor asumirá Voro la próxima temporada) y no han tomado ninguna.

Tras la consulta de la pasada semana con el oráculo Lim, los representantes de la sociedad, a su regreso de Singapur, llamaron a Eugenio Botas, agente de Marcelino, para emprender esta semana las negociaciones. El técnico asturiano es un entrenador acreditado con un alto rendimiento de algunos de sus equipos, sobre todo el ascenso y la reconstrucción del Villarreal hasta llevarlo la pasada temporada a un cuarto puesto en la Liga y a una semifinal perdida ante el Liverpool en la Liga Europa.

Ahora bien, ¿qué tiene que ver Quique Setién (un abanderado del fútbol de toque), con Marcelino García Toral («me aburren los equipos con 80% de posesión y tres tiros a puerta», dijo en su día el asturiano)? ¿Y qué tendrían que ver cualquiera de los dos con Berrizo, que marca al hombre?

Uno espera, dentro de una infinita ingenuidad, que las decisiones de los altos ejecutivos del club se tomaran con la convicción suficiente como para mantener el proyecto a medio plazo de un entrenador, por ejemplo, más allá de los malos resultados de Las Palmas en las últimas jornadas, en un contexto de un equipo sin objetivos y con un técnico que anunció su marcha con mucha antelación.

No ha sido así y ahora empieza la partida con Marcelino García Toral, de 51 años, que comparte filosofía de juego con el alemán Jürgen Klopp, actual preparador del Liverpool. Sus equipos se caracterizan por la firmeza defensiva, el vértigo de las transiciones y por un cuidado máximo de la preparación física. Le gusta vivir los partidos al estilo Simeone, como si los estuviera jugando. Su caché contractual, por otro lado, es mucho más elevado que el de Setién, que cobraría menos y solo habría llegado acompañado de dos personas: Edu Sarabia y Fran Soto.

¿Dónde colocamos a Voro?

Ante tanto secretismo e indecisión por parte de la cúpula del club, los ejecutivos todavía no le han explicado a Voro cuáles son los planes ni para él ni para el equipo la próxima temporada. El técnico de l´Alcúdia, que lo sabe todo de Mestalla, les podría haber dado algunas pistas a seguir. Pero han preferido mantenerlo al margen de todo, como si se tratara de un paracaidista aterrizado a la primera plantilla para salvarla y marcharse.

La potencialidad del Valencia, como club pero también como equipo, es inmensa. Y Voro no debería de ser un jarrón chino, sino una voz indispensable para participar de las decisiones capitales de la entidad, sea Marcelino, Setién o Berizzo (los tres magníficos entrenadores, sin duda), el próximo dueño del banquillo.

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