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Análisis

Derbi de asturianos en València

Marcelino y Muñiz se criaron en la cantera del Sporting pero nunca jugaron juntos

Como dos líneas paralelas que nunca se cruzan. Así avanzaban las trayectorias de Marcelino García Toral (Careñes, 52 años) y Juan Ramón López Muñiz (Gijón, 49 años) en el mundo del fútbol. Dos caminos que, pese a pasar por los mismos puntos, nunca llegaban a tocarse. Hasta ahora.

El nuevo entrenador del Valencia y el del Levante UD se criaron juntos en la escuela de Mareo, la productiva cantera del Sporting. Sin embargo, la diferencia de edad evitó que jugaran juntos en el mismo terreno de juego. En la temporada 1985-96, Marcelino debutó con el primer equipo sportinguista, con el que disputó 74 partidos en Primera como mediocentro, hasta 1988.

Por aquel entonces Muñiz se ganaba su sitio en el Sporting Atlético, en Segunda B. Se estrenó con el Sporting en la 1991-92.

Como futbolistas no se vieron nunca las caras. Mientras Muñiz se mantuvo seis temporadas en Primera, Marcelino pasó a jugar en Segunda y Segunda B. Lo hizo con el Racing y, precisamente, el Levante UD, donde descendió a la categoría de bronce. Se retiró en el Elche en 1994 debido a una lesión de rodilla. Muñiz, en cambio, alargó su carrera hasta 2002, cuando se despidió con el Numancia.

Antes de colgar las botas Muñiz, Marcelino ya entrenaba. Ascendió al Lealtad a Segunda B en 1998 y se enroló en el filial del Sporting antes de coger al primer equipo en Segunda. No logró ascender, pero esa espina se la quitó con el Recreativo de Huelva. En su siguiente etapa, Marcelino alcanzó la fama con el Racing, al que clasificó para la Copa de la UEFA.

Capricho del destino o no, su relevo en el banquillo cántabro lo asumió Muñiz, procedente del Málaga, donde cosechó su primer ascenso.

Una temporada después llegaron los tres enfrentamientos entre los dos técnicos registrados hasta la fecha. En la 2009-10, el Málaga de Muñiz eliminó al Zaragoza de Marcelino en la Copa del Rey, aunque los dos partidos se saldaron con empate. 1-1 en La Romareda y 0-0 en La Rosaleda. En la Liga, donde hubo otro empate (1-1), Muñiz se quedó con las ganas de saludar a Marcelino, quien vio el partido desde la grada tras haber sido expulsado en Mestalla. En la segunda vuelta del campeonato el Zaragoza cambió de entrenador. Así pues, por el momento ninguno sabe lo que es ganar al otro desde el banquillo.

Las trayectorias volvieron a separarse después. Muñiz se marchó como asistente de Juande a Ucrania y Marcelino conjugó el fracaso en Sevilla con el éxito en Villarreal.

Sin embargo, y pese a las diferencias que han marcado la carrera de ambos, Marcelino y Muñiz comparten un carácter afable y humilde que convive con una actitud muy exigente en el césped con sus jugadores. Los dos son amantes confesos del trabajo diario y prefieren ser directos en la relación con la plantilla. Sus equipo son ordenados, equilibrados y sacrificados, sin renunciar al ataque y al fútbol ofensivo.

Marcelino y Muñiz saben lo que significa jugar en el Sporting, ascender a Primera, entrenar en Europa y trabajar en la Comunitat Valenciana. No obstante, aún no saben lo que es en un derbi en València. Dos rivales eternos con dos entrenadores amigos.

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