«Revolución es una palabra que a mí no me gusta». Marcelino, amante del método, el orden, el rigor y la disciplina, del trabajo ejecutado con detalle y perfeccionismo, escapa de los titulares golosos y de los mensajes radicales.

Sin embargo, es consciente de que llega a un Valencia necesitado «de una transformación profunda» para volver a responder a las expectativas. Las palabras de Marcelino, con su gesto hierático y su timbre de voz uniforme, recuerdan al ascetismo que desprendían Rafa Benítez o Héctor Cúper.

Seriedad sin «varitas mágicas». Empieza una nueva etapa en el Valencia, la sexta en tres años de Lim en el club, en el que «la exigencia será innegociable». Su presentación como técnico fue un baño de realismo («venimos de donde venimos»), pero con la convicción ilusionante de que se verá «un Valencia competitivo». Este es el boceto del ideario que ayer plasmó Marcelino, en su puesta en escena.

«Vamos a construir un equipo que salga a ganar cada partido»

Después de dos años sin pasar de la decimosegunda posición, Marcelino no esconde que la plantilla necesita regenerarse: «Tenemos que hacer cambios en la plantilla. No tenemos la varita mágica para que donde unos entrenadores no han conseguido los resultados nosotros podamos hacerlo. Entonces tendremos que cambiar la plantilla. Vamos a construir un equipo con compromiso, ambición y que salga a ganar cada partido». Marcelino no entró en nombres propios, pero apuntó que la necesaria transformación se hará sin prisas, sin que represente un problema apurar los plazos de mercado.

Sin promesas: «¿Europa? Después de ganar la primera jornada, hablaré de la segunda»

Marcelino transmite seguridad en su certeza de que podrá construir un buen Valencia. No obstante, el técnico huyó de las promesas cuando se le preguntó si el objetivo es el de volver a Europa. Marcelino adopta el lema de «partido a partido» que popularizó Diego Simeone. «La prensa puede decir lo que quiera. Lo primero es reconstruir y luego construir. Hacer un equipo competitivo y ganar la primera jornada. Después de ganar la primera jornada hablaré de la segunda. Iremos paso a paso, pero intentando que cada paso sea firme».

Puerta a cero: «Si encajamos 65 goles no podremos estar arriba»

El equilibrio defensivo es una virtud de la que han hecho gala todos los equipos entrenados por Marcelino. Una característica histórica también de cada gran Valencia, perdida en los últimos años: «Podemos decir que todos nuestros equipos tienen un patrón de juego definido. Utilizamos un sistema de juego que no es imprescindible y se puede adaptar a los jugadores que tengamos en la plantilla. Vamos a buscar el equilibrio. Si encajamos 65 goles la próxima temporada no podremos aspirar a estar arriba».

Agresividad en ataque, guiño al estilo «bronco y copero»

Marcelino no asume la etiqueta de entrenador defensivo, al incluir los matices atacantes de sus equipos que buscan la portería rival con una presión y agresividad que recuerdan al Valencia «bronco y copero»: «Queremos estar equilibrados y en ataque ser un equipo dinámico. Queremos llegar arriba y generar ocasiones. Creo que tenemos bastante similitud con lo que al Valencia le ha funcionado bien históricamente».

4-4-2 negociable para colocar a Parejo y Soler, más un «stopper»

Marcelino es un técnico de firmes creencias tácticas, con reconocida devoción por el 4-4-2. Un dibujo negociable si tuviera que hacer coincidir en el «once» a Carlos Soler, Dani Parejo con el mediocentro defensivo que se pretende fichar: «Nosotros hemos utilizado casi siempre un 4-4-2, pero en función de los jugadores que configuren la plantilla estableceremos un sistema u otro. Nosotros siempre vamos a intentar situar en el campo a los jugadores con más talento, solidaridad, compromiso y ambición. Todos los jugadores son importantes, pero ninguno es imprescindible. Será imprescindible aquel que lo demuestre con su rendimiento, no con su nombre. A partir de ahí cabrá cualquier jugador en el ‘once’».

Plantilla corta para dar oxígeno a la cantera y solo dos porteros

«Me ilusiona trabajar con la cantera», reconoce Marcelino, criado como jugador y técnico en la cultura de Mareo. «No me importa trabajar para tener una plantilla corta para hacer sitio a los jugadores de la cantera. Hay hechos que demuestran que todos los equipos deben apoyarse en la cantera porque estos equipos tienen un arraigo diferente. La idea es tener dos porteros de primera plantilla y un tercero que alterne con el filial». El buen momento del filial alienta a que Marcelino apueste por la cantera.