La ambición de Marcelino al mandar a sus hombres a presionar arriba, cuando moría el encuentro con el 1-1, le dio al Valencia su quinta victoria de los seis partidos de pretemporada. La presión adelantada propició un pase de Eugeni, una internada de Mina y el error del meta alemán en el despeje, que aprovechó Lato para marcar desde cinco metros. Antes, en la primera parte, un golazo de falta de Parejo (tiene una efectividad asombrosa a balón parado) adelantó a un Valencia muy sacrificado defensivamente. Todos trabajan como cosacos y la sincronización defensiva da sus frutos. No es un equipo brillante, pero sí sólido. Y el técnico asturiano empieza a perfilar el once titular con dos ejes: los centrales Vezo y Javi Jiménez; los mediocentros Medrán y Parejo.

Hace siete años, el Weserstadion disfrutó de un partido maravilloso, un 4-4 entre el Werder y un Valencia trufado de estrellas emergentes (Jordi Alba, Villa, Mata, Silva, Joaquín...). El único superviviente estaba ayer en el banquillo como lo estuvo hace siete años: Abdennour, entonces en el del Bremen, ayer en el del cuadro de Mestalla. Su rendimiento quedó encallado en alguna parte y el joven Javi Jiménez, listo en la anticipación, le ha ganado la partida como central por la izquierda en compañía de Vezo.

El medio del campo funcionó en el primer tiempo: Medrán, más delgado, estuvo sobrio y jugó sencillo junto a un Parejo muy sobrado; Cancelo, por la derecha, es una fuente de recursos atacantes (por mucho que él prefiera actuar de lateral derecho), y Carlos Soler, aunque sacrificado a arrancar desde la izquierda, le sobra calidad para adaptarse.

Un error de Neto en la salida de balón lo salvó Gayà bajo palos. El Valencia perdió el control tras el descanso. Se defendía con la abnegación exigida por Marcelino, pero sin descansos con el balón, extraviado a las primeras de cambio. Marcelino dio paso al carrusel de cambios. Y el equipo siguió sufriendo, trabajando y protegiendo a su portero, con una incorporación al ataque: un centro de Nacho Vidal desde la derecha rematado en la frontal por Nacho Gil, los chicos del filial queriendo quedarse en el primer equipo.

De los últimos minutos, con un conjunto nuevo respecto al once inicial (solo Vezo acabó todo el partido), el Valencia trató de conservar el empate tras el tanto de Kruse. Bajó mucho el ritmo y, en ataque, destacaron los movimientos de Nando como extremo derecho. Pero fue la ambición de Marcelino la que alentó para ganar el partido. Pese a la escasez de recursos, el VCF sigue creciendo en confianza y automatismos.