Agasajado por la hinchada el viernes en la presentación, y abrazado ayer en la convención de peñas de Alzira, el entrenador del Valencia, Marcelino García Toral, flota en estos primeros meses como valencianista. Se siente querido y tranquilo al frente de una plantilla joven e incompleta. Convencido de que a la hora de la verdad, el viernes ante Las Palmas en Mestalla, el equipo dará la cara aun sin la llegada de los cuatro o cinco refuerzos previstos antes del cierre del mercado, el 31 de agosto. La derrota del viernes en el Trofeo Naranja, 1-2 ante el Atalanta, no altera sus planes, pero sí alerta sobre los puntos débiles del VCF, sobre todo en las áreas. Acabada ya la pretemporada, Marcelino ha convencido plenamente al vestuario con sus argumentos.

Discurso claro y directo

Marcelino sabe cuándo hablar y cuándo callar. Envía mensajes claros y directos a los jugadores. Cada uno sabe lo que espera el entrenador de ellos, tanto si cuenta como si no. Orellana, por ejemplo, ha sido invitado a marcharse porque Marcelino juega sin media punta. Prefiere dos delanteros.

Entrenamientos dinámicos

Los entrenamientos son ágiles y orientados al tipo de fútbol de técnico asturiano, trabajando mucho la organización y el dominio de la zona, siempre con el balón como protagonista. Su metodología ha impresionado en Paterna.

Ataque y contraataque

A Marcelino le gusta tener la pelota, pero siempre para atacar, sin recrearse en ella, de ahí que disfrute también el contragolpe tras los robos en la medular. Su equipo va a ser muy rápido. Y tiene jugadores como Cancelo o Rodrigo para la contra (se vio en las ocasiones frente al Atalanta).

Fortaleza defensiva

Quiere un conjunto sólido donde todos trabajen y presionen. Nadie se escaquea. La organización es la base de una buena defensa. Los centrales Vezo y Javi Jiménez han cumplido, pero espera la llegada de zagueros más experimentados como Murillo y Gabriel Paulista.

Equipo joven y entusiasta

Muchos veteranos han dejado Mestalla y otros (Orellana y Abdennour) lo harán pronto. Marcelino prefiere gente joven y comprometida con un proyecto que acaba de empezar y prevé para varios años. Y pide paciencia.