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Palabra de capitán

Palabra de capitán

A mediados de la pasada semana, David Albelda concedía una entrevista a la emisora de radio oficial del Valencia CF. Capitán eterno de aquel equipo que tumbó a los galácticos y arrebató dos Ligas al poder establecido, nadie mejor que él para explicar que en Chamartín los partidos casi nunca son once contra once. En cualquier caso, no fueron sus referencias al actual campeón de Europa ni la dificultad para puntuar en Madrid lo más destacable de su discurso. Lean lo que dijo sobre Marcelino. Es literal: «Bajo mi punto de vista, va a ser el abanderado de este Valencia. Por caché, por carisma, todos nos vemos reflejados en que Marcelino va a ser nuestro líder». Conozco a David hace muchísimo tiempo y no es de los que se enamora con facilidad de nuevos entrenadores y/o jugadores.

Tampoco tiene necesidad de venderse para quedar bien con nadie ni conseguir carguitos representativos. Si hubiera querido trabajar para Meriton ya lo habría hecho. Ha tenido varias oportunidades de regresar a la Avenida de Suecia, como Santi Cañizares, Juan Sánchez o Gaizka Mendieta. No. No hay trampa ni cartón. Habla el corazón. Cualquiera de los valencianistas que hemos sufrido a Neville, Dowens, KimKoh y otras excentricidades a cargo de la inefable propiedad firmaríamos bajo las palabras de Albelda. Tras dos años de esperpento incesante, el entorno agradece la apuesta por valores que deberían ser obligatorios para el banquillo de cualquier SAD que supere los 100 millones de presupuesto: profesionalidad, experiencia en Primera, capacidad de comunicación con el vestuario, método de trabajo definido. El desastre al que nos han acostumbrado los gestores de Lim convierten la normalidad en algo extraordinario.

La primera gran decisión que tomó Mateu Alemany ha fulminado de un plumazo la sensación latente de riesgo de descenso a poco que los equipos con menor presupuesto de la categoría hicieran bien las cosas alguna temporada. Ahora, en cambio, somos muchos quienes defendemos que Europa ya no es una utopía en este primer año de «marcelinismo». Todo ello viendo defectos en la actual plantilla, carente de algún goleador más fiable que Zaza y, sobre todo, sin jugadores puros de banda para poder desequilibrar por fuera cuando no haya opciones de lanzar contras.

Tampoco estaría de más que Alemany optimizara el trabajo que realiza la secretaría técnica nombrando un director deportivo preparado, valiente, ambicioso y con ganas de trabajar. La solución la tiene en casa. Pero, viniendo de donde venimos, bastante ha hecho la doble M con recuperar el sentido común y la ilusión del entorno. David Albelda incluido.

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