El Valencia CF logró ayer un empate ante el Atlético, un gran equipo, gracias a que es un equipo competitivo y que realizó un gran esfuerzo todo el partido. Su orden táctico le ayudó también a conseguirlo. Pero, en el debe, el conjunto valencianista no remató a portería y estuvo carente de la profundidad ofensiva necesaria.
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El Valencia fue fiel a su sistema de juego. Marcelino tiene muy clara su idea y modelo. Solo cambian nombres. Como ayer el debut de Andreas Pereira por la banda izquierda, que obligó a retrasar a Gayà y sentar a Lato pese a su magnífico partido en el Bernabéu, el obligado cambio por lesión de Garay en lugar de Vezo y la entrada de Gabriel Paulista por Murillo. En el 4-4-2 de Marcelino es incuestionable. Y Carlos Soler, por la banda derecha, intocable junto a Parejo y Kondogbia. Pero el Valencia todavía está en proceso de reconstrucción y de asimilación de un estilo. Por su parte, el Atlético presentó un once muy afilado. Se posicionó muy arriba en el campo y no renunció al balón. La figura de Koke, muy suelto en el campo, resultó clave para explicar el dominio inicial rojiblanco. Con un centro del campo muy flexible, y con una delantera de mucha movilidad con Vietto y las incorporaciones de Carrasco, el sistema defensivo valencianista se resintió porque, además, la pareja de centrales (Garay y Paulista) era inédita.
Sin ocasiones de gol
Media la primera mitad, la intensidad del partido decayó. Aún así, se peleaba por cada metro de terreno porque el encuentro era de lucha y brega en el centro del campo. El Valencia, al jugar con dos medios centros muy planos como Parejo y Kondogbia, adolecía de la falta de un media punta o un futbolista de enganche y que ayudara a superar el sistema defensivo del Atlético. Con Simeone, la retaguardia funciona a la perfección. Rodrigo se ofrecía, también alguna de las bandas sobre todo Pereira, pero no era la solución. El Valencia CF no tenía pegada en ataque. Su delantera estuvo inédita. Un futbolista tipo Aimar, ayer en las gradas de Mestalla, es lo ideal. Cuando fichamos a Pablo, su desequilibrio nos ayudó mucho a lograr los mayores éxitos deportivos. El Atlético, por su parte, vivía de los fallos defensivos del Valencia y, en ese sentido, tuvo dos ocasiones muy claras incluso tras una pérdida de un futbolista tan fiable como Kondogbia. Aún así, Kondogbia leyó a la perfección el partido y sostuvo a su equipo liberando siempre a Parejo de esas responsabilidades.
Guedes mejora al equipo
En la segunda mitad, el Valencia CF fue perdiendo fuelle y solo Kondogbia mantenía el equilibrio al equipo. Comenzó a jugarse más en campo local y, mientras que Oblak estaba inédito ya que el Valencia no remató a portería en ninguna ocasión, Neto tuvo que realizar un par de buenas intervenciones ante las ocasiones de gol del Atlético. Marcelino buscó soluciones a la falta de pegada de su equipo, y dio entrada a Guedes para tratar de agitar desde el centro del campo.
Pero el problema estaba más arriba ya que ni Zaza ni Rodrigo aportaban. Simeone, por su parte, buscó la solución en Fernando Torres. Con los cambios, el Valencia respiró primero y tomó aire después. El equipo mejoró con las sustituciones de Marcelino, sobre todo con Guedes, que jugó pegado a la banda y que fue el protagonista de todo el fútbol de ataque local. El Valencia CF llegó mejor al tramo final del partido. Pero, pese a esas buenas sensaciones, estuvo negado y falto de gol.
