Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La intrahistoria

'L'equip dels valencians' contra 'Som de la terra'

El protagonismo autóctono en el Levante UD y el Valencia resurge en los últimos años como necesidad para paliar proyectos fallidos

'L'equip dels valencians' contra 'Som de la terra'

Hay un segundo derbi en disputa, paralelo al que se jugará sobre el césped y con un trasfondo sociológico. Levante UD y Valencia CF también dirimen una batalla identitaria, a golpe de efectos de marketing. ¿Cuál de los dos equipos es más valenciano? El club «granota» lleva varias temporadas utilizando el lema «L'equip dels valencians», que hoy luce gigante en una de las esquinas de la remodelada piel de su estadio. Ante el derbi, el Valencia también ha querido sacar pecho con el mensaje «Som de la terra», aprovechando la feliz irrupción canterana que vive el equipo de Marcelino García Toral.

La cuota autóctona no es meramente testimonial en los de Mestalla. La imagen del abrazo, vestidos con la Senyera, entre José Gayà, Toni Lato y Carlos Soler tras facturar su gran gol colectivo en el Bernabéu, ya se ha convertido en icónica del nuevo proyecto blanquinegro. A ellos se les añade Jaume, Robert Ibáñez, Nacho Vidal, Nacho Gil y Javi Jiménez. El Valencia equilibra así una balanza que, desde inicios de década, había sido dominada por el Levante UD. El club azulgrana tocó su cima deportiva en la temporada 2011/12, con la clasificación para la Liga Europa, con la mitad del equipo con denominación de origen valenciana: Ballesteros, Juanfran, Iborra, Héctor Rodas, Pedro López, Xavi Torres, Farinós, Pallardó, Rubén García, Marc Mateu, David Navarro y Roger, más Juan Ignacio Martínez como técnico. Además, Orriols se apuntaba otro tanto con la vestimenta de la senyera, que desde los años 70 había usado en exclusiva el Valencia.

El Levante UD fue reciclándose con el paso de los años, ya sin la poderosa jerarquía de Ballesteros, Juanfran e Iborra, pero sin perder tampoco idiosincrasia local, con Camarasa, Verza, Insa, Toño e Iván López. La representatividad levantinista se acentuaba a medida que crecía la crisis institucional de un Valencia que fue deshojándose de jugadores de la Comunitat (Albelda, Pablo, Soldado, Dealbert, Bernat, Guaita...) y cuya propiedad acabó en manos del singapurés Peter Lim, que expandió la cartera de fichajes exóticos. Solo la presencia de Paco Alcácer y Gayà atenuaba la sensación de desarraigo, agudizada con dos años de crisis deportiva. En cambio, la regeneración institucional del Levante UD se redondeaba esquivando la tentación de una venta y sin perder el hilo del árbol genealógico de la familia Catalán, de raíces gimnastiquistas.

Por necesidad, que no vocación

Se da la circunstancia de que Levante UD y Valencia han exhibido como marca una identidad emergida, no tanto desde la apuesta por una vocación vertebradora del territorio, sino más bien como necesidad para reconstruir proyectos fallidos. El Levante UD comenzó a fichar en caladeros cercanos en 2008, por la amenaza de quiebra tras la ley concursal y los excesos de los fichajes de «Riganòs y Luyindulás». La vena tricolor ha renacido en Mestalla por las estrecheces financieras provocadas por el fiasco de los 250 millones de euros en tres años de frívolas compras de «Aderlanes y Abdennoures». Con el «fair play» financiero seco, el Valencia ha redescubierto las bondades de la cantera, que ha vuelto a salir al rescate como hiciera después del descenso de 1986. Por encima de debates sobre la pureza del pedigrí de las dos instituciones, esta rivalidad deja una conclusión que tanto Levante UD como Valencia deberían recordar para el futuro. El mayor protagonismo valenciano en los dos equipos ha generado un mayor grado de identificación entre sus aficionados, y no ha ido reñido con la excelencia en el rendimiento.

Compartir el artículo

stats