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Análisis

Las lecciones de Marcelino a Zaza

Logra el primer triplete de su carrera después de que el entrenador del Valencia lo alentase a evitar cometer faltas, a no perderse en protestas y a centrar su radio de acción en posiciones de remate al segundo palo

Las lecciones de Marcelino a Zaza

El estallido goleador de Simone Zaza contra el Málaga no es solo el fruto casual de ocho minutos de locura colectiva en Mestalla. El del delantero italiano es un arrebato trabajado en el laboratorio de Marcelino García Toral en la ciudad deportiva de Paterna.

Delantero noble pero de impulsos a menudo temperamentales, el cuerpo técnico valencianista ha intentado pulir la potencialidad del exdelantero de la Juventus, deshojando todos los vicios que le restan rendimiento. Por un lado, el número de faltas que comete en la presión de las jugadas, que le convirtieron en el futbolista con más infracciones del pasado campeonato en el que solo participó seis meses. Por otra parte, se le ha aconsejado que no caiga en el juego de las protestas, que lo frustran psicológicamente. Y, sobre todo, que centre su radio de acción en el terreno de juego dentro del área, que llegue a posiciones de remate.

Todo eso sucedió contra el Málaga. Contra el conjunto de Míchel González fue el primer partido en el que, partiendo como titular, no cometió ninguna falta a pesar de su innata tendencia al juego de choque y de promediar casi tres infracciones por encuentro.

En varias ocasiones se le vio levantando los brazos y el pecho para evitar el contacto con los centrales. También hizo caso a la recomendación de respirar hondo y no protestar. Solo se contabilizó una queja, cuando recriminó a Álvarez Izquierdo que no señalase penalti en la confusa jugada de la primera parte, cuando se le trabó un remate franco, con Roberto agarrándole la pierna.

Por último, priorizó sus funciones. El mapa de calor del encuentro contra el Málaga revela que no desperdigó su ubicación en el campo para cortar acciones rivales. Un estímulo natural en Zaza, pero con el que muchas veces malgasta energías y que es innecesario con el sólido andiamaje de ayudas y coberturas defensivas implantado por Marcelino.

Zaza bajó a la defensa de los córners, se ofreció en tres cuartos para controlar de espaldas pero, sobre todo, se centró en el área, el hábitat natural de un ariete de sus características. Marcelino le invita a que busque remates hacia el segundo palo y que la probabilidad de acierto final aumente con un acompañamiento en la llegada al remate de tres efectivos.

Antes de los tres goles contra el Málaga, el mayor aporte goleador de Zaza con el Valencia llegó el pasado 9 de abril, con dos tantos en la victoria por 1-3 contra el Granada. Al acabar el duelo, el jugador de Metaponto explicó la clave de su mayor acierto: «Estaba cansado después del último partido -se había jugado jornada intersemanal contra el Celta-, por lo que no he corrido tanto y me he centrado de estar más cerca del área». Una optimización de recursos que volvió a aplicarse de manera exitosa ante el Málaga.

Todo parte de la autocrítica

La mejora en las prestaciones de Zaza nacen de la autocrítica del propio futbolista, que pidió consejo al cuerpo técnico para aprovechar mejor sus argumentos. Un déficit que el mismo futbolista reconocía a Levante-EMV desde la concentración de Évian: «La culpa no puede ser siempre de los árbitros españoles. Soy yo quien debe cambiar también». Desde esa comunicación fluida ha ido trabajando Marcelino, que ha gestionado el incidente con Zaza en el derbi desde la premisa de considerarle un chico vehemente pero con un fondo bondadoso, capaz de dar lo mejor de sí, siempre que exprima su talento.

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