Valencia y Betis se miden este domingo instalados en un gran momento de juego, gracias a la rápida aclimatación de dos proyectos en los que Marcelino García Toral y Quique Setién han sabido recuperar la tradición competitiva que mejor se ajusta a cada club.

Los estilos de fútbol de verdiblancos y blanquinegros parecen antagónicos, pero se parecen en la convicción incondicional con la que los dos entrenadores defienden sus idearios. Mientras que en la contundencia defensiva, presión y velocidad en ataque, Marcelino ha reencarnado la filosofía de técnicos como Claudio Ranieri, Héctor Cúper y Rafa Benítez, la venerada trinidad de Mestalla; el festival de toque y ataque de Quique Setién ha reverdecido la visión alegre y festiva de la grada bética, muy familiarizada con ese fútbol hedonista de los tiempos de Cardeñosa, Gordillo, Finidi, Alfonso o Joaquín, de regreso al estadio de su vida en la última etapa de su carrera.

En sexta y tercera posición, respectivamente, con 13 y 15 puntos, el fulgurante inicio de temporada de Betis y Valencia ha supuesto un renacimiento de la masa social adormecida de los dos clubes. En el club de Heliópolis el número de abonados ya ha llegado a los 51.100, un pico histórico alentado también por la ampliación completada en el Benito Villamarín, con un nuevo aforo de 60.270 espectadores.

El Valencia ha aumentado en seis mil seguidores la media de afluencia a Mestalla, que vuelve a rebasar la barrera psicológica de los 40.000 espectadores.

Con dos dibujos diametralmente opuestos, los planes de Marcelino y Quique Setién se han ejecutado con una renovación profunda del vestuario. El Valencia ha optado por una regeneración profunda, rejuveneciéndola con canteranos y futbolistas que aspiran a reivindicarse, tras una irregular etapa en otros clubes de prestigio como Juventus, Inter, Arsenal, United o PSG. En el Betis, mientras tanto, Setién se ha reforzado con jugadores que se adaptan al estilo alegre que el técnico cántabro ha defendido durante toda su trayectoria, como jugador y entrenador.

Futbolistas como Mandi, Javi García o Barragán destacan por su oficio y se han unido a canteranos como el finísimo Fabián, antídoto contra la marcha de Dani Ceballos. Pero para explicar la rapidez con la que el planteamiento de Setién se ha traducido en resultados positivos, dos figuras, muy conocidas para el valencianismo, han sido claves: Joaquín Sánchez y Andrés Guardado.

El extremo gaditano, de 36 años, revive una segunda juventud en el campo y además reúne el carisma y la veteranía del capitán ideal. Por otro lado, el internacional mexicano ha llegado al club verdiblanco en la madurez de su carrera. No es solo el futbolista zurdo de banda que conoció Mestalla, sino que en su etapa en Holanda ha ampliado los matices de su juego. Es un jugador de visión panóramica que siempre interpreta el ritmo de juego que más le conviene al Betis.

Parejo: «Somos veintitrés»

Por otro lado, Dani Parejo, capitán del Valencia, pidió ayer que el equipo no se deje llevar por la confianza y valoró el potencial como colectivo del conjunto blanquinegro, incluyendo a los futbolistas que menos minutos han disputado hasta el momento: «El fútbol es un colectivo, nosotros somos veintitrés, ahora juegan unos y lo importante es que el día de mañana pueden jugar otros. Tenemos que ser conscientes de esto, de que entrenando fuerte y duro llegará nuestro momento», explicó en un acto promocional de Alfa Romeo del club. «Como individuo no ganas nada, pero como colectivo ganas mucho. Todos somos importantes», enfatizó.