El Valencia ya es segundo, pero ha estado a punto de echar a perder una ventaja de 4 goles en el campo del Betis en un partido escalofriante, de locos. Ganaba 0-4 a falta de 11 minutos, tras una exhibición de orden y de poderío ofensivo. Fue salir del campo Murillo y el equipo se vino abajo. Campbell, Sanabria y Tello dejaron al Valencia temblando con tres goles encajados en 5 minutos. Tras un instante de pánico, Zaza dejó el choque cerrado y bajó la tensión arterial del valencianismo, disparada incomprensiblemente en ese corto espacio de tiempo.

Desde la décima jornada de la temporada 2014-15, el conjunto de Mestalla no era segundo. En el Benito Villamarín apareció durante una hora y media un equipo fresco y lozano, con los recursos futbolísticos que se le esperan a un aspirante serio a la Liga de Campeones: disciplina defensiva, ambición y un poderío ofensivo tremendo.

El gol de Guedes, el segundo del partido, merece verlo repetido hasta cansarse, si es que uno se puede cansar de una acción de tanta belleza. También el de Kondogbia, el que abrió el marcador, es digno de recordarlo por mucho tiempo. Sólo el Barça supera al Valencia en la tabla, que mira por el retrovisor al Real Madrid, Atlético y Sevilla. Como en los mejores tiempos.

La primera parte fue abierta, con las cartas de los dos equipos sobre la mesa. El Betis salió de cara y el Valencia enfocó el periscopio, también, en la otra portería. Con las dos defensas muy adelantadas, no era un partido para muchos trámites en el medio campo. Velocidad, esa era la clave. El Valencia defendió con contundencia su área, tanto por el centro como por las bandas. Ocasiones, lo que se dice ocasiones claras, no hubo hasta la media hora, ambas de Valencia. Abrió la veda Carlos Soler, con un chut seco a las manos del portero. Le siguió un remate ajustado al palo corto de Rodrigo, desde el corazón del área, y un pase errado del brasileño a Guedes cuando el Valencia, de repente, atacaba en cascada. De ahí salió el córner que remató imperial Kondogbia, levantándose sobre todo el mundo, a gol. El centrocampista marcó con perfección los tiempos y, con un giro de cuello, envió la pelota al segundo palo. Un golazo.

Hasta entonces, el Betis, afilado arriba con Sanabria y en las bandas por Joaquín y Sergio León, había intentando romper a una defensa perfectamente colocada, liderada por un Murillo

Sol Con una mención especial a Murillo, contundente en el cierre y en la salida del balón.

Había espabilado el Betis, con un chut lejano que obligó a Neto a intervenir por primera vez, y una llegada al área, cuando el Valencia ya tenía campo abierto para explotar su mortífero contragolpe. El El balón fue a parar otra vez a Soler, víctima minutos antes de un penalti no pitado, que voleó desde fuera del área con un golpe durísimo. El rechace cayó en los pies de Guedes, fuera del área. El portugués rompió la cintura de Guardado en un palmo de terreno y envió un misil a la escuadra. Otra obra de arte, por la precisión y la potencia del cañonazo, y por el estilismo en el chut.

Con 0-2 y una efectividad demoledora, el Valencia afrontó el segundo tiempo con todo el viento en la cola. Se esperaba la lógica respuesta del Betis, pero no un despiste insultante del árbitro, que pitó penalti por manos de Kondogbia, pese a que tenía el brazo pegado al cuerpo. Error de reglamento que subsanó Neto, que sacó el balón de la línea con el pie.

Con el orden reestablecido, el Valencia se sacudió del acoso de su rival y recuperó su rival de equipo vertical, de los que causan pánico cuando pisan el campo contrario. Rodrigo, enrachado ante la portería, dejó el marcador cerrado con un remate de cabeza, en otro córner. El delantero, recién recuperada la internacionalidad, ha florecido gracias al estilo lozano del equipo en ataque. Ha marcado 5 goles, pero podría llevar muchos más. Cansado por su participación con España, le cedió al testigo a Santi Mina, al que Marcelino también ha rescatado. Anotó el cuarto gol, tras un quiebro imposible en el área.

De repente, el Betis irrumpió en el partido, cuando parecía tumbado en la lona. Tres goles en 5 minutos, con otros 5 por delante y la defensa echa un flan. El cambio de Murillo pasó factura. Quién iba a decir que el quinto gol del Valencia, de Zaza, iba a ser tan decisivo. Andreas Pereira anotó, ya en el descuento, el sexto. El noveno del partido. Una locura.

Visita aquí la ficha técnica.