Ni los más viejos del lugar recuerdan un espectáculo como este: 21 goles en los últimos cinco partidos, a más de cuatro de media por encuentro; seis victorias y tres empates; el equipo invicto y segundo en la clasificación. Y han nacido un par de estrellas, el portugués Guedes y el valenciano Carlos Soler, los dos interiores de Marcelino. Guedes rompió ayer la barrera de los adjetivos. Transcurridas nueve jornadas, Guedes ha transformado al VCF: de un conjunto yermo en el arranque liguero a una exhalación goleadora en las cinco últimas jornadas.

A partir del Málaga, emergió el extremo luso para romper las barreras defensivas de los rivales, en una mezcla perfecta de velocidad y fantasía, y sus compañeros se han desatado como esos goleadores que nunca habían sido: Zaza, Rodrigo y Santi Mina.

Guedes marcó ayer el primero de un latigazo después de dos amagos desde la frontal. Anotó el cuarto con una picadita de clase por encima de Sergio Rico. Y asistió en el tercero a Santi Mina. El portugués, que suma cinco asistencias, solo se aisló en el segundo tanto: el robo de Kondogbia a Banega, el pase con el exterior de la zurda de Rodrigo y el tiro cruzado, tras engañar a Kjaer, del imprevisible, impetuoso y genial Zaza.

Más nervioso de lo habitual, quizá por enfrentarse a su exequipo, Kondogbia se atascó en alguna salida de balón, pero fue decisivo en el segundo tanto (al robar la cartera a Banega) y en el cuarto (su pase largo lanzó la carrera de Guedes). Parejo, al sentirse observado por Lopetegui, transmitió la serenidad habitual, pero no anduvo tan fino en el pase (y vio una tarjeta, al parecer provocada, que le impide jugar ante el Alavés en Vitoria). Rodrigo jugó mejor que nunca para el equipo y la primera parte de Soler fue escandalosa: desbordando a un lateral tan experimentado como Escudero.

Los centrales también cumplieron como lo que son: dos rocas. Gabriel Paulista, desafinado en el Villamarín, asistió a Murillo cuando a este se le había escapado Muriel. Mucha personalidad en el centro de la zaga, para tranquilidad de Neto, siempre atento.

La libreta de Lopetegui echaba humo. No solo por Parejo, Carlos Soler y Rodrigo, sino también por un Gayà colosal. Los aficionados de Mestalla se palpan las mejillas y agradecen a Marcelino su obra, dada la felicidad que le devuelve el equipo. Nunca un abono del VCF fue un regalo tan generoso.