El elemento nuclear de la accidentada historia que ha llevado a Juan Bautista Soler al banquillo de los acusados es Rachid Behdaoui. Este viejo conocido de la policía fue juzgado por el Juzgado de lo Penal 10 de València por dos robos con violencia en casas habitadas, detención ilegal, lesiones y malos tratos a los propietarios de las viviendas, ubicadas en Valencia y la Pobla Llarga junto a cuatro compinches más. Rachid desapareció poco tiempo después de ser condenado a dieciséis años de cárcel por estos hechos. La última noticia que se tiene de él es que fue detenido en Gibraltar en julio por atracar un almacén del parque industrial de New Harbours en el que logró un botín de 1,5 millones.

Durante su estancia en València intentó ser el perejil de todas las salsas. Se ofreció a Soler para buscar un comprador para su deuda, después le ofreció dos sicarios colombianos para cobrarla. Y, cuando no logró un euro para mantener su alto nivel de vida (llegó a una reunión con Soler en un Jaguar), acudió a la policía para desvelar el supuesto plan de secuestro a Soriano: meterlo en una furgoneta a plena luz del día, cuando saliera del local donde tomaba café todos los días, para ser trasladado a un bajo en Alfafar y de ahí al extranjero. A Soler llegó a pedirle "300.000 euros" por cambiar su versión ante los agentes.

La policía dio credibilidad al relato de Rachid, que buscaba ventajas para sus cuentas pendientes con la justicia (que no le llegaron). Incluso llegó a registrar una conversación con Juan Soler y d'Anna con una grabadora que le dio la policía y que implicaría a todos en los planes de secuestro.

La prueba se hizo con escasas garantías procesales y podría ser invalidada.