El Valencia CF ha desaprovechado una gran ocasión de acechar el liderato del FC Barcelona después de caer derrotado contra el Getafe, en un partido jugado bajo una atmósfera hostil, rayana en la violencia, del equipo getafense. Después de trece jornadas invicto, el equipo de Marcelino se diluyó intimidado por la entrega de los locales y sin aprovechar la superioridad numérica con la que contó durante más de una hora por la expulsión de Arambarri. El hechizo se rompió en el escenario más insospechado, con todo a favor. La realidad es que solo se creó peligro con los disparos de falta de Dani Parejo y con las embestidas en tiempo de descuento.

Marcelino conocía de primera mano que al Valencia le esperaría un partido áspero. Con bastante diferencia, el Getafe era el equipo que más faltas realiza de la Liga, casi 18 por encuentro. La expectativa se cumplió y Bordalás preparó una encerrona en toda regla al Valencia. La agresividad de los locales fue extrema, y se centró en los jugadores más técnicos del Valencia, como Carlos Soler, Rodrigo y Andreas Pereira. Las patadas a los tobillos, los agarrones y hasta las collejas no disminuyeron ni cuando el árbitro Medié Jiménez empezó a repartir tarjetas. El temperamento charrúa de Damián Suárez y Arambarri se imponía a las bravas y condicionaba un juego poco vistoso.

Con tanta interrupción, con once faltas y varios amagos de tangana en solo 45 minutos, las únicas ocasiones del Valencia llegaron a balón parado. Tres lanzamientos dispuso Dani Parejo. Uno fue despejado con dificultades por Guaita, en los dos restantes el guardameta valenciano respondió con agilidad. Por contra, al Getafe se le anuló un gol ilegal de Amath por fuera de juego al desviar un disparo lejano. Antes de la media hora, el partido giró por completo con la segunda tarjeta a Arambarri. El Coliseum, con una nutrida presencia de valencianistas, bramaba en contra del colegiado.

Con un jugador más, al Valencia le costó plasmar su superioridad. Solo con una volea de Soler, en un córner ensayado, se acercó al gol. Pero Montoya llegaba tarde en defensa y en ataque; a Kondogbia se le veía descentrado tras una tempranera amarilla; Pereira, un jugador de salón, se diluía intimidado en el césped duro por el frío y las "caricias" de Damián. El Getafe igualaba la inferioridad entrando a rematar con todo a balón parado. Desde una de las cabinas de radio donde vio el partido, el sancionado Marcelino decidió mover ficha. Retiró a Kondogbia, a quien los azulones le buscaban las cosquillas para la segunda amarilla, ubicó a Soler en el centro y dio entrada por banda a Nacho Gil.

La luz caía en la segunda parte y el partido no dejaba de ser sombrío. Con 10, el exlevantinista Ángel se las ingenió para romper el fuera de juego en el 51 y colarse entre los centrales. Con todo a favor, su disparo salió demasiado cruzado. Pero Gayà encontró la complicidad de Nacho Gil, y el Valencia empezó a carburar, a ser más constante, a aguantar la posesión en campo rival. En el 60 Rodrigo no llegó a tiempo para empujar un balón. El partido se encaminaba al monólogo, pero en el 65, tras un saque de esquina a favor del Valencia, el Getafe se fue a la contra y Markel Bergara embocó desde la frontal un balón rechazado, que rebotó en Gabriel y despistó a Neto.

El Valencia se enfrentaba a una sensación desconocida, ir por debajo en el marcador, circunstancia que no ocurría desde la segunda jornada en el Santiago Bernabéu. Al Valencia le entraron las prisas, y se fue a por el empate con más corazón que orden. Parejo la tuvo en el 74, con un disparo de falta ajustado que se estrelló en el poste. En los minutos finales, el juego se interrumpió constantemente. En el 90, Gabriel Paulista cazó alto un rechace. Guaita sacó una mano a Soler en el 92. Zaza erró un cabezazo en el 95. Con el Valencia instalado en el área local, entre incontables escaramuzas, se acabó el partido, con una agria sensación que se creía olvidada. La de volver a perder.