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Denominación

El sueño del Valencia 'Fe-Cé'

A las puertas de su centenario, el club de Mestalla necesita un debate sobre si debe recuperar el nombre original, abolido por el franquismo

El sueño del Valencia 'Fe-Cé'

La reciente recuperación de la bandera original del Valencia, bendecida entre vítores en 1924 y que en las dos últimas décadas estuvo en paradero desconocido tras ser robada de las oficinas del club, devuelve un debate no cerrado en el valencianismo.

El de la denominación de la entidad, que hace 98 años nació como Valencia FC y cuyo nombre fundacional jamás fue restaurado tras su cambio a «Club de Fútbol», por imperativo político franquista, en 1941. Una vuelta a los orígenes que sí cumplieron, a partir de la derogación de dicha ley en 1972, entidades como el FC Barcelona o las que tenían una explícita nomenclatura inglesa como el Racing, el Sporting o el Athletic.

Durante los 22 años que tuvo vigencia, el apellido «FC» tuvo un gran arraigo popular en Mestalla y València. Los grabados de la época recogían escenas con falleras sosteniendo el escudo del club, mientras de fondo se disputaba un encuentro en Algirós.

En las canciones infantiles de los años 20 se recitaban estribillos como «Mamá, futbolista quiero ser y jugar en el Valencia Fe-Cé». Los carnets de socio y las entradas de la época, o la fachada principal de Mestalla, lucían de manera destacada con el Valencia FC.

El final de la Guerra Civil supone un giro radical. Ya por aquella época, el fútbol era el mayor espectáculo de masas de España y el nuevo orden franquista intenta frenar la proliferación léxica inglesa de un deporte cuyo propio nombre ya era un anglicismo y que estaba trufado de palabras como «gol», «córner», «penalti» y «club», que quedarían asimiladas para siempre en el lenguaje de los aficionados.

Conocida como la «Pérfida Albión», Inglaterra pasó a ser una nación enemistada con el nuevo régimen, que potenció la unificación idiomática. Como recuerda el historiador Vicent Masià en su estudio para el portal «La Futbolteca», la orden del 16 de mayo de 1940 establecía la prohibición «en rótulos, muestras, anuncios, del empleo de vocablos genéricos extranjeros».

«No por un mezquino espíritu de xenofobia, sino por exigencias del respeto que debemos a lo que es entrañablemente nuestro, como el idioma, precisa desarraigar vicios de lenguaje que, trascenciendo del ámbito parcialmente incoercitivo de la vida privada, permiten en la vida pública la presencia de modas con apariencia de vasallaje o subordinación colonial», se añadía.

El 20 de diciembre de ese año, las federaciones deportivas, intervenidas por el general Moscardó, obligan a los clubes a desterrar, antes de dos meses y medio, cualquier referencia anglófona en sus nombres. Se da la curiosidad de que el Valencia fue la última entidad en adoptar tal cambio. Lo hizo en la víspera de la entrada en vigor, el 1 de febrero de 1941, del decreto.

En los años 50, cuando la Federación dejó de estar en manos militares, hubo un tímido aperturismo que favoreció a clubes de divisiones inferiores, como el Sporting Club Requena, pero no a la elite. No obstante, la aplicación de la ley encontró una obediencia total, tanto a nivel de medios de comunicación como en la manera en la que las nuevas generaciones de aficionados se referían a sus clubes.

No sería hasta treinta años más tarde, en 1972, con el franquismo ya debilitado, cuando el presidente del gobierno, Carrero Blanco, deroga la ley. La memoria en algunos clubes seguía tierna. El Barcelona, Athletic, Racing, Sporting, entre otros, recuperan su nombre original.

Otros equipos, como el Sevilla o el Girona, invierten el orden de la terminación «Club de Fútbol» y recuperan, adaptados lingüísticamente, el apellido de «Fútbol Club». En el Valencia de los años 70 no se aprecian movimientos ni hay referencias en la hemeroteca a que la posibilidad de volver al FC se discutiese en asambleas de socios. Lo mismo pasó con el Real Madrid o el Atlético, en el caso de los principales clubes «grandes». La teoría, compartida por la mayoría de historiadores, es que la denominación «Club de Fútbol» ya estaba plenamente asentada entre la masa social y en el imaginario valencianista, por lo que ni siquiera se pensó en estudiar la posibilidad.

La proximidad de un episodio tan solemne como el centenario abre el debate o, al menos, de prestigiar y rescatar del olvido colectivo las dos décadas en las que en Algirós y Mestalla se cantaron los goles del «Fe-Cé». Una encuesta improvisada en Twitter, con participación de medio millar de usuarios, dejaba abierto el debate, con un 42% a favor de la recuperación del Valencia FC.

El nombre con el que los estudiantes Milego, Medina, Bonilla, Pascual Gascó, Julio Gascó, Marzal, Aliaga y Llorca soñaron, en el Bar Torino, con un club representativo que ya tiene casi un siglo de vida.

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