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Entrevista | Dani Parejo

Dani Parejo: "En los buenos y en los malos momentos, siempre quise la pelota"

"Marcelino y los capitanes hemos marcado una línea: trabajar, ayudar, no recriminar a un compañero, que nos moleste perder. Volver a ser un equipo ganador", reconoce el jugador.

Dani Parejo: "En los buenos y en los malos momentos, siempre quise la pelota"

P Su hijo, con 2 años, ya se atreve a cantar el "Amunt València".

R El crío es valenciano, nació aquí. Al principio no era muy consciente del fútbol, del trabajo de su padre. Lo llevaba al campo pero no se enteraba de mucho, pero ahora está loco con el Valencia. Cada vez que ve el escudo dice que es "el de papá", no duerme si no es con la equipación del Valencia encima de su pijamita. Me gusta inculcarle los valores del deporte.

P ¿Y cómo ha aprendido un himno que está en valenciano?

R Ni idea. De escucharlo en el campo, imagino. Sí que es verdad que en el cole le enseñan palabras en valenciano, pero no creo que hayan sido las del "Amunt València" (Risas).

P Usted es alguien al que se le nota cuando el fútbol le hace disfrutar y cuando le hace sufrir.

R Estoy tranquilo, satisfecho, por la temporada que estamos haciendo. Cuando los resultados y el juego acompañan se nota otra alegría, otro dinamismo. Y cuando se pasa mal al final, somos personas y también lo manifestamos de algún modo. Ahora es un momento para disfrutar.

P ¿Esta temporada en qué partido se ha divertido más?

R En muchos. Nos lo estamos pasando bien. El equipo está siendo atrevido. Poco a poco estamos consiguiendo tener un estilo de juego claro que es difícil con tantos cambios, con la llegada del nuevo míster y de los compañeros. He disfrutado en muchos partidos. El día del Betis, pese a que nos metieron tres goles en 5 minutos, o en casa contra el Sevilla, que fue el encuentro más completo que tuvo el equipo. Y en Mestalla (resopla), este año da gusto jugar. Es increíble el ambiente, lo que se respira, lo que la gente apoya, los recibimientos que nos hacen cada partido. Nos ayudan mucho y debemos corresponderles.

P¿A qué responde la unanimidad que despierta su juego? ¿Por qué no se le ha admirado antes?

R Yo no he cambiado. Siempre he sido un jugador que no ha rehuido a nada. Siempre he querido la pelota, en los buenos y en los malos momentos. Es algo que creo que la afición ha valorado con el tiempo. No he dejado de dar la cara y quiero agradecerle a la gente la gratitud. El tiempo acaba dando los frutos del trabajo diario, aunque no siempre salga bien.

P ¿Y qué ha tenido que ver Marcelino en este proceso? Le ha tenido en consideración desde el primer día.

R Lo digo y lo repito. Marcelino es un gran referente. Desde el día en que llegó, noté algo especial. He tenido bastantes entrenadores en mi carrera, muchísimos aquí. Soy un tipo al que le gusta mucho el fútbol, que ve mucho fútbol, que no puedo dejar de aprender. Ves situaciones, comportamientos, la forma de trabajar...

P ¿Pero qué le vio de especial?

R Su forma de trabajar. Cada ejercicio tiene su fundamento. No nos hace solo ejecutar, sino también pensar. Transmite como nadie su forma de juego, cómo quiere que el equipo se comporte en cualquier situación. A la hora de plantear el partido es increíble. Estudia muy bien al rival, te deja muy masticado el boceto de lo que te vas a encontrar en el partido. En un porcentaje muy alto acaba ocurriendo lo que nos ha dicho y lo que hemos entrenado.

P ¿Y qué conexión le ve con Valverde, otro técnico que también le ha marcado?

R Tienen sistemas diferentes, pero compartes el aprendizaje. Yo he visto compañeros, en la etapa de Ernesto y ahora de Marcelino, que no jugaban tanto como querían. Pero les oías decir en el vestuario que, a pesar de no jugar, siempre aprendían y se levantaban de la cama con ganas de entrenar porque disfrutan. Eso es dificilísimo de conseguir.

P ¿Y en qué cree que se diferencian?

R Juegan distinto, los movimientos no son los mismos. Pero a la hora de leer el juego, de aportar soluciones en el descanso, a la hora de plantear los partidos... son gente que está a un nivel muy alto.

P ¿Qué nuevos centrocampistas jóvenes le están llamando la atención?

R Carlos Soler entró en un momento muy difícil en todos los sentidos. Mal juego, mala dinámica, el club estaba mal... Él subió siendo un chaval y asumió responsabilidad y galones. Hay que valorar eso. Es un jugador que me gusta mucho. Veo todos los partidos que puedo y me encanta Fabián, del Betis.

P ¿Y a qué jugadores admiró?

R Me he criado en la cantera del Real Madrid y te fijas en los que hay en la casa. Por mi forma de jugar, Guti me parecía increíble. Tuve la suerte de jugar con él y me pareció todavía mucho mejor. Y bueno, hablar de Xavi o Iniesta son palabras mayores.

P ¿Cómo se adapta a campos que no son de sus características como en Getafe o Eibar, en los que fue el mejor del equipo?

R La experiencia debe notarse en ese tipo de situaciones. Es verdad que somos un equipo joven, muy muy, muy joven. Con 28 años soy el segundo o el tercer jugador más mayor del equipo. Este año ha habido muchos cambios, con gente que es la primera vez que juega en España, que juega en ese tipo de campos, contra esa clase de equipos. He intentado transmitir a los que han venido qué tipos de encuentros son esos. No siempre se juega en Mestalla y hay que adaptarse a los partidos contra equipos pequeños, aunque pequeño no hay nadie. Son los encuentros que determinan los objetivos.

P Ahora se le ve cómodo ejerciendo de capitán. En otras épocas renunció al brazalete.

R Cuando dejé la capitanía fue una decisión consensuada con Neville. Mi situación no era la mejor, cada día pasaban cosas e institucionalmente no había una base asentada. No estaba a gusto ni contento. Desde que se fue Nuno el equipo no iba bien. Y al marcharse el entrenador, quien se quedó como referente fui yo. La pelota no entraba y yo notaba que todo repercutía en mí, que la gente todo lo pagaba en mí. No era feliz y mira que amo este deporte. Para mí el fútbol no es un trabajo, es una devoción. No estaba bien y fue un proceso meditado. Estuve tiempo hablando con mi familia, con mi gente, con mis amigos, para solucionarlo. Tomé la decisión de hablar con Gary y aceptó mi decisión. Quitarme el peso del brazalete era entonces lo mejor, para mí y el equipo. Tenía el propósito de olvidarme de todo y volver a disfrutar jugando. Fue acertado. Al final se trata de pasárselo bien en un campo. Si no disfrutas del juego, no tiene sentido, es tu trabajo.

P Con el desgaste de esa montaña rusa emocional, ¿cómo ha logrado recuperar el entusiasmo para querer seguir en el Valencia?

R Bueno, pues llegó Pako Ayestarán y pasó lo que pasó. Yo quería salir, él me apartó... Ahora tenemos una relación magnífica, hablo mucho con él por teléfono y Whatsapp. En medio de todo, la situación se recondujo y me pidió que me necesitaba como capitán para su proyecto. Le dije que estaba dispuesto a ayudar y sumar. Jugamos francamente bien, no merecimos perder los cuatro partidos seguidos de Liga que le costaron el puesto. El año siguió con muchos altibajos.

P ¿Ha contribuido que ahora sea más fácil ser capitán porque el ambiente del vestuario es mucho más sano esta temporada?

R Por supuesto. Somos mucha gente joven, con hambre, que ha querido venir, y ha acompañado una buena dinámica con el mejor arranque de la historia. Todo ha ido de carrerilla. Pero hay que saber que vamos a tener momentos duros, en los que se verá que somos un gran equipo, que nos llevamos todos muy bien y que dentro del campo yo tengo que morir por mi compañero. A día de hoy, eso existe y no se va a perder. O por lo menos yo intentaré que no se pierda. Con el técnico y el resto de capitanes hemos marcado una línea de la que no debemos salir. Es trabajar, es ayudar, es no recriminar al compañero, que nos moleste perder. Y, de esa manera, entrar en la dinámica de un equipo ganador.

P Volver a elevar la exigencia...

R Es algo que debo transmitir como, cuando yo empezaba, veía en Raúl o Míchel Salgado, que me marcaron por su ambición. No podían perder ni al fútbol-tenis.

P Y como capitán, ¿ha debido actuar en la digestión de perder por primera vez para un grupo que es tan joven?

R Marcábamos en cada primera ocasión y todo parecía un camino de rosas. Pero el fútbol no es realmente así. No hay ningún equipo en el mundo que aguante una temporada al ritmo que llevábamos. La realidad es seguir jugando cada domingo al 100 %, ser positivos, pensar en el equipo y no individualmente. Y afrontar estas dos derrotas con ánimo positivo. Nunca viene bien perder, pero sí es un toque de atención para recordarnos que, si ganábamos, era porque estábamos haciendo las cosas realmente bien. Los datos nos dicen que corríamos mucho, que ganábamos muchos duelos, que éramos contundentes en las dos áreas y sabíamos leer los partidos en determinados momentos. No es ningún momento crítico, pero hay que recuperar eso y llevar el partido a nuestro terreno.

P ¿Cómo se consigue esa presencia oceánica que tiene en el campo? ¿Se gana con los años?

R Será por mi manera de jugar. Soy un futbolista que le gusta estar mucho en contacto con el balón, me gusta llevar el tempo del juego de mi equipo, mandar. Para estar metido, concentrado, para exprimirme a mí mismo, necesito ser muy comunicativo, hablando corrigiendo, ayudando. Es la manera que me hace estar concentrado dentro del juego.

P ¿Y cómo ha conseguido ser uno de los máximos recuperadores de la Liga?

R No estaba en mi repertorio. Mi forma de jugar ha sido más de creación, de tener el balón, jugar hacia adelante, superar líneas. El año que vino Ernesto Valverde, me retrasó la posición. Al principio pensé que estaba loco. ¿Yo de pivote defensivo por delante de la zaga? ¡Me van a venir como aviones! Aprendes nuevos movimientos, tienes más responsabilidad porque estás más cerca de tu campo. Debes intuir por dónde va a caer la pelota y anticiparte en la lectura del juego. Me hizo alguien más completo. Ahora no jugamos con tres en el medio, pero se asemejan las situaciones defensivas.

P Ha hablado de amor por el juego, de los datos físicos y estadísticos del equipo, de tener el control del juego, de comunicar y corregir... ¿estamos ante un futuro entrenador?

R (Sonríe). Bueno... espero tardar diez años en saberlo. Cuando me retire, seguro que voy a estar vinculado al fútbol. Ya empiezo a comerme un poco la cabeza en casa, con ese tema. Voy tomando notas y aprendiendo cosas de los entrenadores que más me gustan, sus ejercicios y la forma de trabajar, cómo solucionar situaciones dentro del vestuario. Al inicio me gustaría integrar un cuerpo técnico que comparta mi ideología futbolística, estar dos, tres o cuatro años en la sombra para aprender y convivir con ellos. Y después, claro que sí, entrenar.

P ¿Por qué no convence a Lopetegui en la selección española?

R Pues no lo sé. Lo tuve en la selección sub´21 cuando era asistente de Luis Milla. Tuve un buen trato con él. Yo trabajo día a día para ser mejor futbolista y persona y en el conjunto de lo que me enseña el deporte. Ojalá pueda cumplir algún día el sueño de estar en la selección. Yo intentaré mejorar. Si decaigo, el fruto seguro que no llega.

P ¿Por qué le han sacado tantas tarjetas amarillas este año?

R No tengo ni idea, tengo como ocho (gesticula, ríe). Por dar patadas, casi ninguna. No le encuentro explicación.

P ¿De su quinta en el Real Madrid, hay algún jugador que se quedó por el camino?

R ¿De mi quinta? No ha llegado ninguno a la élite. Ninguno. Bueno, sí, uno. Jugué con Luis Hernández, ahora central del Málaga. Era lateral derecho. Se dispersó aquella generación.

P Usted es de Coslada. ¿Cómo explica el florecimiento del fútbol de extrarradio madrileño, en una comunidad donde Madrid y Atlético lo absorben todo?

R Sí. Getafe y Leganés en Primera, Alcorcón y Rayo están fuertes, el Fuenlabrada tiene un buen proyecto. Cuantos más equipos, mejor. Así viene a verme más veces mi familia en los partidos del Valencia allí. No es fruto de la casualidad. Se está dando mucha salida a la cantera, son proyectos serios. Ojalá Madrid sea como Londres, con 6 o 7 equipos en Primera.

P Ya le hemos lanzado demasiado elogios. Le tenemos que recordar un partido, del año pasado, contra el Alavés. Falló todos los pases. Y siguió intentándolo e intentándolo.

R Qué partido, sí. Ganamos 2-1 de penalti en el último minuto a Bakkali. Veníamos de una situación difícil, de cuatro partidos seguidos perdidos. Era un partido de nervios extremos, era difícil ver las cosas claras. Parecía que mis compañeros se escondían detrás de los rivales (bromea). ¿A quién se la paso?

P ¿Hay algún equipo al que le guste especialmente ver?

R Lo que es ver, veo todos los partidos que puedo de Primera, Segunda, de Premier, Bundesliga... El Nápoles me encanta cómo juega. Se asemeja mucho a nosotros, con un 4-4-2 con los centrales cerca de los rivales, con mucho pase diagonal con los pivotes. Y el Barça, aunque parece que no tenga el brillo de años atrás, es igual de efectivo.

P Ha adelgazado cinco kilos. ¿Echa de menos algo en la mesa?

R Al principio se hizo duro, sobre todo en pretemporada, concentrados, que el tiempo pasa lento. Pero Marcelino vino con una idea clara al respecto y ha repercutido en el rendimiento, ayuda a no lesionarse, a recuperarse antes. Lo hemos asimilado bien y, además, después de los partidos algún helado sí que nos dan.

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