El dorsal 15 pesa un poco más, con todo lo que representa para un lateral zurdo en Mestalla

Está claro que llevar el 15 es una responsabilidad para mí. Me hacía gracia ese número, debuté con él en un partido amistoso en Burjassot, lo he llevado también en el filial. Estaba libre y me lo he podido quedar.

Ahora solo queda seguir la estela de Carboni...

Ojalá, ojalá (sonríe).

Cuando Carboni vino al Valencia

Sí, mis primeros recuerdos de Mestalla son con Carboni como lateral.

¿Y qué recuerda de aquellos partidos del italiano, de aquel Mestalla?

Yo era muy muy pequeñito. Pero más que a Carboni, el recuerdo de mi primera vez en el estadio es el de la presentación del equipo, en verano, con Mestalla lleno, en plena etapa de los títulos. Y la primera imagen que me viene a la mente son los petardos que tiraba la gente, que me daban mucho miedo y me hacían llorar?

¿Qué edad tenía entonces?

Pues unos 3 o 4 añitos. Después de aquella vez mi tía me decía «vine-te'n a Mestalla amb nosaltres», y reconozco que me daba mucho reparo, de pensar solo en los petardos. Pero después ya le cogí el gusto, disfrutaba de los partidos, de Carboni y todos, y ya siempre quise ir.

De Carboni recordará que era un defensa muy fuerte atrás. ¿Se identifica con ese estilo?

Era sobre todo un futbolista con las ideas claras, mucha contundencia, que ya vino aquí habiendo acumulado mucha experiencia y de ella se benefició todo el equipo. Es un deber fijarme en un ídolo, que es lo que representó Carboni para mí.

Hábleme del partido en Las Palmas ¿Es para estar satisfechos con el empate?

No nos vamos contentos, porque no hemos ganado, pero hemos podido sacar el empate y en la segunda mitad hemos tenido juego y ocasiones para haber incluso ganado. Y ahora a pensar en el fin de semana.

¿Por qué salió tan torcida la primera parte?

Nos faltaba algo, probablemente intensidad. Nos costó entrar en el partido. No enlazábamos tres pases y tampoco salíamos bien a la contra. Pero en la segunda mitad, y a partir de los cambios, hemos reaccionado. Rubén Uría nos dijo en el descanso, como siempre, qué estábamos haciendo bien y mal, y éramos conscientes de la necesidad de reaccionar. El partido no estaba de cara, íbamos perdiendo, en un torneo como la Copa.

Explíqueme la jugada del gol porque salió calcada al primero de esta temporada en el Bernabéu, en el que usted también dio la asistencia.

Visualicé la jugada en el momento en el que recibió Gonçalo (Guedes). Había que aprovechar y tirar la carrera en profundidad. Y nada, corrí todo lo que pude, porque ya tenía calambres. Pero Gonçalo me dio un pase buenísimo y me salió la asistencia.

Parece una especialidad suya.

Es una jugada frecuente en mí, la de atacar el espacio, me gusta llegar a línea de fondo y poder sorprender.

Se le ve con buena química con Guedes.

Es un grandísimo jugador para nosotros y su presencia siempre es decisiva. Pero también noto que conecto bien con Nacho Gil, Andreas Pereira y otros jugadores de banda. Somos un equipo que juega con las ideas definidas y la compenetración es fácil. Acoplarse con todos es sencillo.

Ya que a Guedes se le conoce como Ducati, a usted ¿qué mote le gustaría?

El que sea, el que queráis ponerme (risas).