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Plantilla

Dubljevic y Lato, aliados de Maksimovic

El lateral, compañero de habitación, y el pívot del Valencia BC han sido dos de los apoyos del serbio en su adaptación al club y a la ciudad

Dubljevic y Lato, aliados de Maksimovic

En el minuto 63, Nemanja Maksimovic se retiraba del terreno de juego recibiendo su primera ovación como valencianista. Cerca ya de la banda, el centrocampista serbio, de 22 años, recibía una cariñosa colleja de Toni Lato, uno de sus mejores amigos y uno de los futbolistas que más le ha ayudado a completar su lenta adaptación al fútbol español. Un proceso en el que también ha participado el pívot montenegrino del Valencia Basket, Bojan Dubljevic, que desde el primer día ha apoyado a Nemanja a familiarizarse con la ciudad.

El camino en València no ha sido sencillo para Maksimovic, nacido en 1995 en la localidad balnearia serbia de Banja Koviljaca, fronteriza con Bosnia con el río Drina.

Aterrizaba este verano en Mestalla después de estar sin competir medio año en una liga menor como la de Kazajstán, por negarse a renovar en el Astaná para recalar en el Valencia como agente libre.

Se le añadía la dificultad idiomática, al no conocer el castellano y tener muy escasas nociones de inglés. Y estaba el hándicap deportivo. Maksimovic era un fichaje pactado por Suso García Pitarch justo antes de dimitir, y con el que se encontró el cuerpo técnico de Marcelino, que tenía una idea ya definida de qué fichajes y qué jugadores quería para su plantel.

En la concentración de pretemporada en Évian-les-Bains, Maksimovic quedó emparejado con Lato en el reparto de habitaciones. El lateral valenciano, que cuenta con una base académica de inglés, y otros jugadores jóvenes de su misma quinta, han sido el círculo cercano y más cómplice del que se ha rodeado Maksimovic en el vestuario mientras iba completando fases en su adaptación.

Otros fichajes, como el caso de Guedes, no encontraron un contraste cultural tan acusado y pudieron relacionarse con jugadores lusófonos más veteranos como Neto o Rodrigo.

El cuerpo técnico captó que Maksimovic tenía condiciones futbolísticas, más como 8 que como 6, con un papel destacado en la Serbia campeona del mundo juvenil, pero que su evolución futbolística dependería también de su progresiva adecuación al entorno. Su carácter tranquilo y disciplinado, con una timidez solo aparente, es distinto que el de jugadores extrovertidos y bromistas, como Simone Zaza, pero fue abriéndose conforme avanzó en el dominio del castellano, un idioma que ya entiende con soltura.

La conexión con Dubljevic, un tipo expansivo y enamorado de València, ha ayudado también a Nemanja y Kristina, su pareja, estudiante de Periodismo en Belgrado, a los que les ha gustado hacer vida, fuera del fútbol, en restaurantes y mercados de la ciudad.

La eclosión futbolística de Maksimovic ha sido bien recibida por Mestalla, que también ha aguardado con paciencia que llegase el mejor momento del jugador. En Riazor lucirá titularidad, pero no está garantizada su continuidad ante la inminente llegada de Coquelin. En las manos de Marcelino está que siga en el equipo o se plantee una cesión a un equipo de Primera.

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