El saldo doloroso del partido contra Las Palmas no se limita únicamente a la inesperada derrota contra el colista. Las expulsiones de Gabriel Paulista y Rubén Vezo, unidas a la baja de Jeison Murillo, en la última fase de la recuperación de su operación de hernia, dejan a la zaga del Valencia completamente descosida en el peor momento posible.

Ezequiel Garay es el único central natural que le queda a Marcelino García Toral de cara a la visita, el próximo sábado, del Real Madrid a Mestalla. Un partido con la gran repercusión ambiental de costumbre a la que se suma la trascendencia clasificatoria, con el equipo merengue todavía por detrás en la tabla de los valencianistas.

Antes, el Valencia deberá medirse al Deportivo Alavés en la vuelta de los cuartos de Copa del Rey, el miércoles, con la obligación de defender el 2-1 de Mestalla.

El principal candidato para ocupar el vacío en el centro de la defensa es Francis Coquelin. El mediocampista francés tiene oficio, es aplicado tácticamente y posee buenos conceptos defensivos como recuperador de balones. La posición de central no le es extraña. Ya ha jugado como defensa en el Arsenal, con una zaga de tres centrales.

A pesar de los pocos días que lleva entrenando con el equipo y de no hablar con soltura en castellano, Marcelino ha alabado la rapidez con la que el exjugador del Arsenal capta y procesa toda la información del cuerpo técnico.

De hecho, el preparador asturiano está sacando partido a su fichaje desde el mismo aterrizaje. El regreso de Dani Parejo al once tras su sanción cubre el doble pivote junto a Kondogbia, por lo que permitiría retrasar de posición a Coquelin.

Existen otras opciones, pero parecen tener menos peso. Martín Montoya ya ha sido probado como central en algún entrenamiento, pero esa posibilidad implicaría devolver a la alineación a Nacho Vidal como lateral derecho (Vezo también está sancionado).

Marcelino alaba la predisposición y sacrificio en el trabajo del canterano, pero no le convence su nivel competitivo. Otras alternativas pasarían por retrasar a Kondogbia como central, una vía de la que se recela por el número elevado de faltas y la contundencia en el choque del exjugador del Inter.

La doble expulsión del sábado en el estadio Gran Canaria ha llegado en el momento de mayor congestión, y exigencia, en el calendario. El equipo está jugando en fin de semana y miércoles, y está acumulando una gran carga de minutos. Después de recibir al Real Madrid, el Valencia debe visitar en Liga al Atlético de Madrid, e incluso antes podría tener que jugar el partido de ida de semifinales de Copa del Rey si logra eliminar en Mendizorroza al Alavés.

Nadie sobra y sobre todo en defensa, en la que el Valencia está encajando una cantidad de goles excesiva para el gusto de Marcelino. Los tantos en contra han sido compensados en la mayoría de ocasiones por la extraordinaria eficacia en la puntería de los delanteros, que en el última mes han bajado, sobre todo Simone Zaza, su frecuencia goleadora.

Cerrar la portería es una de las obsesiones, repetida en cada rueda de prensa, por parte de Marcelino. Fuera de casa ha sido una tendencia especialmente preocupante. Solo en el encuentro en Cornellà-El Prat contra el Espanyol se logró el objetivo.

Gabriel pide perdón

Tras su garrafal error en su autoexpulsión contra Las Palmas, ayer Paulista pidió perdón en su cuenta de Instagram: «La pasión que siento por esta camiseta y por esta afición me hace querer defenderlas con todas mis fuerzas. La pasión nos lleva a cometer errores. Lo que nos hace humanos es la forma de aprender en las situaciones imprevistas. Aprendemos y nos hacemos más sabios en cada experiencia. Amunt!».