Ninguno de los otros semifinalistas tiene un rival de la entidad, el prestigio y el tirón popular del FC Barcelona, pero es evidente la desproporción cometida por el Valencia CF en el precio de las entradas de la Copa del Rey, respecto al resto de equipos supervivientes en la competición.

A la espera de que el club de Mestalla comunique la fórmula con la que compensará el precio de las entradas, la política de Leganés, Barcelona y Sevilla con sus socios y el público en general con las localidades disponibles es más comprensiva económicamente que la empleada por el Valencia con sus abonados. Anil Murthy había determinado precios entre 35 y 70 euros para los socios, y entre 70 y 180 euros para el resto de aficionados.

Solo el Leganés, que este miércoles recibe al Sevilla en un histórico partido para el humilde equipo del sur de Madrid, hará pagar también a sus socios. Será con una entrada única, de 15 euros, para sus 9.700 socios (el municipal de Butarque tiene un aforo de 10.958 espectadores). El mínimo margen de mil entradas restantes se venderán entre 25 euros en los fondos, a 30 euros el lateral, a 40 euros la tribuna baja y 50 la tribuna alta.

El Barcelona no hará pagar a sus socios para recibir al Valencia. Toda la Copa del Rey entra en el carné de abono. Además, el club catalán se enfrenta al problema de sufrir la peor asistencia media al Camp Nou de toda la última década, por la tendencia en liberar el asiento libre entre los socios. Para el resto del público, los precios van de los 29 euros del tercer anillo superior a los 99 euros de las tribunas centrales, palcos vip aparte.

El Sevilla, que jugará como local ante el Leganés en la vuelta, es el único que no ha dispuesto todavía el precio de las entradas, en espera de resolver el sorteo para las 219 entradas disponibles en Butarque. La idea es la de repetir la estrategia empleada en cuartos de final ante el Atlético (socios gratis, más la posibilidad de dos entradas adicionales a 15 euros, 15 a 60 para el público), aunque no se descarta el improbable caso de hacer pagar a los abonados una cantidad simbólica.