El Valencia lo intentó todo, remató media docena de veces a la puerta de Cillessen, pero acabó chocando contra la enorme calidad del Barça, que sentenció la eliminatoria en un par de contras de Luis Suárez culminadas primero por Coutinho y después por Rakitic. El conjunto de Marcelino se encontró en estas semifinales a un Barça pletórico de forma y perfectamente dirigido por Valverde desde el banquillo.

Marcelino cambió el sistema. Juntó en la medular Coquelin, Kondogbia y Parejo para ganar consistencia, permitiendo más libertad en la media punta a Rodrigo, encargado de aventurarse en ataque. Sus giros, de espaldas a portería contraria, hicieron daño a los azulgrana. Rodrigo repartió juego y también lo remató. Al centro de Gayà, el hispano-brasileño demostró ser un excelente cabeceador en ese envío al larguero tras superar en el salto a Piqué.

A Marcelino le había salido más o menos bien el plan en la primera parte. Había reducido las ocasiones de gol del Barça y había dispuesto de algunas oportunidades a los pies de Rodrigo y Kondogbia. A pesar de André Gomes, el Barça tuvo el control del balón (extraordinario Iniesta, muy fuerte físicamente), aunque Coquelin estuvo ágil en la recuperación. A Vietto le faltó agresividad para superar a una defensa tan afinada.

160 millones al campo

Valverde tenía 160 millones en el banquillo (Coutinho) y lo sacó ya en la reanudación por el desacertado Andre Gomes. Y pronto mostró porqué. Coutinho cruzó de volea, muy suave, de poste a poste, después de un magnífico centro con la zurda de Luis Suárez, que había liquidado con un zigzagueo en carrera a Garay. Gayà había perdido el marcaje de Coutinho. Esa era la realidad: el peor jugador del Barça, André Gomes, fue el mejor del VCF hace unos años.

Mestalla se quedó helado. Con toda la segunda parte por delante, la eliminatoria parecía resuelta. Hubo una bajada de tensión en el estadio. La única opción era marcar pronto para volver a despertar a la grada. Entraron Carlos Soler y Guedes para tratar de reactivar al equipo de Marcelino. La defensa del Barça parecía un muro psicológico para el Valencia. Por si acaso, Valverde mantuvo sobre el campo a Piqué pues no debe fiarse mucho de Jerry Mina.

Guedes mantuvo la llama en una jugada fabulosa: recortó con la zurda y dejó tirado a Sergi Roberto. Su centro, picado por Carlos Soler, lo voleó con la derecha Gayà, salvándola Cillessen en una gran intervención. Mestalla despidió con una ovación a Iniesta, siempre respetuoso.

Las malas noticias se acumularon con la lesión muscular de Garay, la enésima del central argentino. El otro central titular, Gabriel Paulista, cometió un error en la salida del balón y el Barça volvió a penalizarlo en otra contra demoledora. Otra vez Luis Suárez como asistente para Rakitic, que llegaba por el centro para batir a Jaume desde la frontal.

El Valencia debe olvidarse de este tramo durísimo (seis derrotas consecutiv

as) y centrarse en la Liga (llega el derbi el domingo en Mestalla), ante rivales ya más al alcance después de no haber podido ni con el Madrid, ni el Atlético ni el Barça. El dinero pesa mucho en el fútbol. La dignidad y el orgullo nadie los discute a este Valencia. Y el futuro tampoco. Tiene la estructura y debe mejorar determinados puestos. Empieza su Liga.