El Valencia afrontaba el partido con pronósticos iniciales favorables dada la situación del Málaga. Además, recuperaba efectivos básicos como Murillo. Se había saldado con victoria elderbi contra el Levante y ayer se jugaba en un campo propicio y se venía de semana sin desgaste al no haber enfrentamientos intersemanales. El peor enemigo para el Valencia podía ser la confianza y la relajación. El Málaga estaba inmerso en una carrera descendente y quizás estaba en su última oportunidad para soñar con la salvación. Al final el Valencia se llevó los tres puntos en base a esta situaciones.
Una hora sin remate
El Valencia tuvo más la posesión de balón, pero circulaba el balón con excesiva lentitud y sin profundidad. El Malaga defendía con comodidad y las ocasiones brillaron por su aussencia. Tan solo Guedes y Vezo fueron las únicas oportunidades ante la puerta de Roberto.
La estrategia, decisiva
En los partidos cerrados la estrategia es la que ayuda a abrirlos. Y en ese sentido en la primera parte penalizaron al Valencia al no poder neutralizar un saque de esquina que acabó con el remate de Ideye para el 1-0. Y por contra la estrategia también premió a los de Marcelino cuando el partido estaba complicado y Coquelin se adelantó al primer palo y cabeceó el 1-1.
Vezo, lateral derecho
Poca confianza tiene Marcelino en Montoya cuando ha de echar mano de un jugador como Vezo que no es lateral. Por otro lado, la dupla de ataque es la formada por Rodrigo y Zaza. Vietto no respondió en el campo a la confianza que le da el técnico asturiano.
Cambios decisivos
A partir de la entrada de Rodrigo y Zaza, el Valencia despertó y empezó a acercarse al área rival. Zaza envió un balon fuera por poco y Guedes comenzó a hacer estragos por velocidad tanto por la derecha como por la izquierda. En esos 30 últimos minutos el Valencia fue superior a un Málaga, que acusó el gol de Coquelin y que sucumbió ante el segundo gol de Parejo de penalti cometido sobre Rodrigo.
En definitiva, un partido bastante gris del Valencia en general, al que le bastaron 30 minutos para conseguir tres puntos muy importantes de cara a la clasificación poara la Champions. Y aún tuvo que sufrir un gran susto enel minuto 95 cuando el Málaga estaba totalmente volcado y Roberto, el portero malacitano, subió al área valencianista y cabeceó fuera un centro lateral.
El Valencia mejoró con la circulación rápida del balón y, cuando cambió el ritmo cansino de la primera hora del partido por la chispa que le dieron Guedes y Rodrigo, la situación cambio radicalmente.
