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Where is Fahad?

Where is Fahad?

Ocurrió en un año improbable. Varios clubes de España contrataron a varios jugadores saudíes en el mercado de invierno. Algunos de ellos incluso intentaron justificar que se trataba de refuerzos. Otros secretarios técnicos, medio en coña medio en serio, decían haberse convencido presenciando partidos en los que justo su jugador saudí no había intervenido.

En ese año algunos clubs celebraron como un gran éxito su espectacular subida en followers, promocionando imágenes de clasificaciones en las que quedaban terceros, cuartos, quintos? en la liga del incremento de seguidores. Oh sí. Pronto descubrieron que la feliz previsión de disparar su masa social era en realidad una ficción en formato suflé. Los potenciales fans eran trolls evolucionando en verdaderos haters. Cada partido preguntaban en masa dónde estaban sus jugadores saudíes; la conversación social se convertía en un auténtico motín. Where is Fahad?, where is Fahad?, gritaban por teclas.

Lo más probable, se pensaba entonces, es que en la Liga una oposición activa cuestionara un movimiento de obsceno intervencionismo en el que la competición pactaba la llegada de futbolistas, una cuota a cambio de favores, un reparto para unos pocos. Y peor, una devaluación extrema de la marca LaLiga, vendida tan barata que sus clubes aliados, en lugar de buscar refuerzos necesarios para la segunda parte de la temporada, cubrieron las plazas con jugadores erasmus fichados a conveniencia de un trato. ¡Cómo no iba a ser un escándalo que la Liga tomara parte directa en la planificación deportiva de algunos equipos integrantes!

No, no lo fue. Apenas se cuestionó inernamente el movimiento, creyendo quizá que no era más que un peaje como en su día lo fue tener a hombres que Paco Casal hacía pasar por deportistas. Todo se saldó en unas cuantas chanzas.

También es verdad que en esos momentos la atención la ocupaba un hecho peliagudo: la amenaza de la liga italiana, queriendo contratar los servicios del presidente español Javier Tebas. Ante eso, qué remedio, hubo que aumentarle el sueldo, la mejor forma de blindar su presencia ante ataques externos. Los equipos, por unanimidad, respaldaron al presidente. Alegría.

El futuro, amigas y amigos, ha llegado y es extraño.

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