Ferran Torres pisa el acelerador en el momento más oportuno. Su aparición en escena ayuda al Valencia en un contexto delicado, cuando el equipo de Marcelino García Toral ha comenzado a acusar el desgaste de un ritmo de competición trepidante. El conjunto blanquinegro sigue respondiendo a las expectativas clasificatorias, instalado en la zona Champions desde las primeras jornadas y con una renta de tres partidos de distancia sobre los perseguidores. Los puntos se suman en partidos muy ajustados, de dominio alterno y con una falta de frescura en ataque reconocida por el propio entrenador.
Ferran irrumpe en un escenario en el que la incidencia de Gonçalo Guedes no está siendo tan eléctrica. El extremo portugués rozó la excelencia en la primera vuelta, pero después de la sucesión de lesiones su rendimiento no ha llegado de momento a ese nivel. Es un futbolista que ya no disfruta del factor sorpresa y es cazado sin compasión por los rivales, que lo tienen fijado como el principal foco desequilibrante del Valencia. Se confía que recupere con los partidos el rendimiento excepcional, aunque el enfriamiento mayor respecto Guedes apunta a las probabilidades escasas de que continúe en el club de Mestalla.
En su comparecencia de la semana pasada, el director general Mateu Alemany dejaba caer la complejidad de retener al internacional portugués al reconocer que esperarían a junio para saber qué postura tomaba el París Saint Germain. La cotización de Guedes se ha duplicado desde que se firmase su contrato de cesión, ya no vale el pacto no escrito entre Peter Lim y Al Khelaifi para asegurar un traspaso por 35 millones. Con toda lógica, el PSG jugará con la baza del Mundial, que puede aumentar la concurrencia y el precio, antes de decidir sobre el futbolista.
Por ese motivo, el Valencia ya trabaja en un Plan B. Además de la progresiva consolidación de Ferran Torres, el club sondea la posibilidad de un contratar a un extremo zurdo. Alfonso Pedraza, de 21 años, es el preferido. Marcelino lo conoce a la perfección de su paso por el Villarreal y esta temporada está rindiendo a gran nivel en la cesión en el Alavés, demostrando potencia, velocidad y verticalidad. La operación plantea dificultades. Por una parte la económica, al tener una cláusula de 22 millones de euros. Por otra, el inevitable choque institucional que ocasionaría con el Villarreal, que cuenta plenamente con sus servicios y que incluso intentó repescarlo en el mercado de invierno, pero el Alavés no se avino a romper el préstamo.
