El Valencia se ha atascado en esta última fase en Mestalla al perder el carácter lúdico que debería haber presidido su aproximación a la Champions de la próxima temporada. Atenazado por la tensión, el equipo de Marcelino volvió a regalar la primera parte, muy alejado del área rival y sin ninguna ocasión de gol, y, cuando mejoró en la segunda, con claras opciones de ganar, se topó unas veces con el meta Yoel y otra con el desacierto del juez de línea, que invalidó por fuera de juego un gol legal de Zaza.

El experimento fallido contra el Getafe (la titularidad de Maksimovic, Andreas Pereira y Vietto) parece haber dejado secuelas en el ecosistema de la plantilla: el técnico desconfía del banquillo y ayer, por segunda jornada consecutiva, solo efectuó dos cambios de los tres a los que tiene derecho cuando el conjunto, agotado, precisaba aire fresco. La plantilla necesita mejorar exponencialmente para competir el próximo curso en tres competiciones. Peter Lim, desde su palco privado, ha podido comprobarlo de primera mano.

Marcelino mandó en el descanso a sus jugadores a pisar mucho más el área contraria. Y lo hicieron. Sobre todo por la banda derecha. Tanto Carlos Soler como Martín Montoya se soltaron en el segundo periodo y el conjunto fue ya más simétrico, pues en el primer tiempo casi solo había atacado por la izquierda. Cayeron las oportunidades sin premio. Las dos mejores provinieron de las cabalgadas de Rodrigo, ganando la carrera a los defensas, aunque disparando demasiado cruzado: se le hicieron largas las carreras y escasa la compañía.

Zaza entró por Santi Mina y el italiano también contribuyó a crear espacios. En uno de ellos, remató raso con la zurda a gol, pero el linier había levantado la bandera y el árbitro anuló la jugada antes de entrar el balón. En este caso, el VAR, previsto para la próxima campaña, no habría entrado en acción al haber pitado el colegiado antes de marcar. Eso sí, se les exigirá a los jueces de línea no levantar la bandera si no tienen muy claro el fuera de juego.

El otro relevo de Marcelino fue Ferran Torres (m. 80 por Carlos Soler). La intención era aprovechar la potencia del extremo a la espalda de la ya cansada zaga eibarresa. Pero los centrocampistas no exploraron esa vía: solo le llegó un pase a Ferran Torres.

Mestalla quería agradecer ayer a sus jugadores y a su técnico la formidable temporada de todos ellos, pero la Champions llegará seguramente en una de las dos próximas salidas: ante el Villarreal en La Cerámica o en Montilivi frente al Girona. Es cuestión de tiempo. No deberían los nervios apoderarse del derecho a disfrutar de lo conquistado con tanto esfuerzo. Es hora de saborear una Liga que será recordada por la metamorfosis obrada en el VCF por Marcelino. Las bases del proyecto están asentadas. Cabe rematarlo con los refuerzos y el permiso financiero del dueño. Ahora, más que nunca, el placer del fútbol debe batir a la presión por acariciar el magnífico objetivo.