Entre los misterios insondables del fútbol, uno está relacionado con Luciano Vietto, delantero provisto de todo para triunfar y que, sin embargo, se ha ido diluyendo en los últimos años. La insistencia en darle oportunidades por parte de Marcelino en los últimos meses podría llegar a ser desesperante hasta que ayer, en Montilivi, se vio un agradecimiento sincero del jugador. La agresividad que tanto se le echaba en falta la tuvo al robarle el balón con el pecho en la medular a Alex Granell, y lo mejor estaba por venir: una conducción de 30 metros y un chutazo colocado desde la frontal, dividiendo a los tres defensores locales gracias al acompañamiento de Zaza. El gol liberó a Vietto y cuajó sus mejores instantes desde hace meses y sí, alimentó la idea del técnico asturiano de contar con él cedido una temporada más por parte del Atlético de Madrid.

Sin nada en juego aparte del orgullo futbolístico, el VCF.

Montoya, tanto tiempo ausente de fuera de casa, cerró a Mojica y se lanzó al ataque sin los miedos de otras veces. A falta de sumar algo más de continuidad, Carlos Soler mostró la personalidad y las ganas de actuar en el medio centro, bueno para todo: la recuperación y la creación. Le faltó el gol cantado cedido por un generoso Zaza para completar una tarde perfecta. Maksimovic, algo cohibido al principio, se entonó con una espectacular acción defensiva: un «tackle» a Lozano tras una cabalgada de 30 metros. Esas son las virtudes del centrocampista serbio, no le pidan exquisiteces.

El control de Ferran Torres

Jaume Doménech estuvo rápido y eficaz toda la tarde, decisivo para mantener a cero la portería, demonstrándole a Marcelino que puede seguir confiando en él. Aun con la notable aportación de Neto, Jaume ha disfrutado de minutos de calidad y ha respondido. Su importancia no es solo en el vestuario, también en el campo.

El partido estuvo lleno de sutilezas. El control orientado con el exterior de la diestra de Ferran Torres, por ejemplo, saliendo hacia su derecha, le permitió arrancar potentísimo hacia al área contraria, donde fue derribado por Bernardo sin el penalti correspondiente. En esa jugada se vio parte del potencial de Torres: la armonía para quitarse a un rival de encima con un toque y la arrancada explosiva. El pase raso a Ferran era de Carlos Soler, el jefe del centro del campo en esos instantes iniciales. Sobre estos dos centrocampistas, Carlos Soler y Ferran Torres, el VCF puede construir un futuro prometedor.

La primera temporada completa de Carlos en Primera ha sido sobresaliente. Los primeros pasos de Ferran invitan a pensar en una futura estrella.