El Valencia, de la mano de Marcelino, alabado sea, ha conseguido lo que a comienzos de temporada muy pocos, a fuer de ser optimistas podían imaginar. Mestalla volvió a creer en el equipo. Mestalla vivió jornadas entusiásticas porque se volvía de la depresión y se soñaba con grandes hazañas. Ocupar la cuarta plaza del campeonato con el plus de la entrada directa en Champions ha sido trabajo muy meritorio que ha servido para recuperar parte de la importancia que debe tener el club en su conjunto. Ahora, hay que preguntarse sobre el futuro. De nuevo, y según nos lo pintan, vuelve a ser tan oscuro e incierto como decía nuestro libro de Historia cuando se presentaba el reinado de Witiza. No sabemos qué equipo va a tener para la próxima temporada. Y más aún, se desconoce la potencialidad del conjunto para afrontar un año con tres competiciones.
El alcalde de València ya ha mandado un recado por lo que respecta al Nou Mestalla. El señor Lim, de la mano de su vocero el señor Salvo, anunció que lo acabaría para el centenario. Después ya vino con las rebajas y el proyecto quedó «ad calendas grecas». Hoy se desconocen los plazos de la reanudación de las obras y, naturalmente, su terminación. Vale la pena considerar que aquel estadio cinco estrellas empieza a no ser tan deseable porque si observamos la caída de espectadores que se está produciendo en todos los estadios nacionales, conformarse con menos de lo que se planteó en principio ya no es tan grave.
Problemática es la composición del equipo. Para aspirar a un papel más o menos brillante en Liga de Campeones, Liga de España y Copa del Rey, es forzoso contar con una plantilla en la que se puedan hacer rotaciones sin que la calidad decaiga de manera extraordinaria. Ante tal panorama nos topamos con que hay que vender a los mejores. Hacer caja no es potenciar el equipo para lo que se avecina. La plantilla actual es muy justita. Ha servido para llegar al cuarto puesto liguero, pero no da para más. Tal vez ha estado incluso por encima de sus auténticas posibilidades. Sólo por ello merecen aplausos los técnicos y los propios jugadores. La exigencia de la próxima temporada es mayor y el equipo precisa refuerzos en todas las líneas. Si encima el club vende a los que tienen mercado, la sustitución va a ser complicada. Sobre todo porque se sigue dependiendo de hacer caja.
Posdata: Lo de la multa complica más el futuro ¡Vaya herencia!
