Moisés Domínguez, Valencia

"¡Que no, que yo no me veía favorita porque cada persona con la que hablaba me decía una!" se defendía Marta Agustín Ferrando cuando se le recordaba que era una de las favoritas a fallera mayor de Valencia 2009 (así se pudo leer el pasado domingo en Levante-EMV). No es que estuviera cantado, pero no sorprendió su nombramiento, que el jurado aseguró por activa y por pasiva que se decidió por unanimidad. "Absoluta. Acabó con cinco votos. No sé si hace mucho tiempo que pasaba esto" aseguraba cualquier calificador de los que por allí estaban. Parece que les cautivó. Marta insistía que "tenía doce favoritas que no fueran yo. ¿Que si eso es ser elegante?. Si, si quieres, pero es lo que pensaba de verdad".

Marta Agustín se levantó en su gran día a las siete de la mañana "Para ir a clase. Allí hay mucha gente que no es de Valencia, pero ya están bien puestos en fallas". A las seis se fue a la peluquería, donde se encontró con una de sus compañeras, Beatriz Monteagudo. Para entonces ya había nervios: "Desde primera hora no paras de recibir llamadas y mensajes, todos con la mejor de las intenciones, pero que te van poniendo más y más nerviosa". Las últimas horas, atacadas: "yo ya estaba diciendo que preparáramos los abrigos. Y mi madre decía que esperara hasta el último minuto". Y a partir de la llamada, el acabose. "Me he bloqueado cuando me ha llamado la alcaldesa. Luego pensaba que qué pensarían: ¡vaya fallera mayor que sólo sabe llorar!. Estaba emocionada y muy asustada".

No es muy alta (iba en la primera fila en caso de haberse quedado en la corte), pero le loarán la belleza de sus ojos todos los días y horas del reinado. Aún no trabaja, porque estudia diseño industrial, pero tiene claro lo que quiere ser: "piloto comercial". Y no es precisamente una volada de juventud: en casa no querían y estuvo a punto de ingresar en el ejército. Le prometieron que si se sacaba una licenciatura, luego le dejarían subirse al cacharro con alas que quisiera.

Feliz como casi nadie andaba su prima, Carolina Ferrando, que estuvo en la corte mayor de Gueguel Massmanian, hace tres años. Apareció la que será su corte desde ya; después Gloria Martínez y las suyas para decir adiós. Y después la corte infantil de 1998, de Rut Galán, a la que ella perteneció con diez añitos. Después dejaron subir a dos docenas de preseleccionadas que compartieron con ella la primera gran criba y que llegaron para darle un regalo. Y después llegó María con las infantiles. Pero lo que tiene que llegar para ella a partir de ahora será una locura de año.