H. G., Valencia

El Ayuntamiento de Valencia y la empresa Cabanyal 2010 tardarán más de lo previsto en tirar abajo la casa de la palmera. El motivo es que la empresa pública que ejecuta el plan especial del Cabanyal piensa hacer un derribo controlado y manual de este emblemático inmueble para evitar daños estructurales en los edificios colindantes. La empresa gestora ha optado por esta solución, más cara y lenta que un derribo con máquinas, tras la aparición de grietas en algunas viviendas habitadas de la calle San Pedro vecinas de otros inmuebles de titularidad municipal que se están tirando a tierra para abrir un nuevo bulevar.

El último caso es la vivienda del número 91 de la calle San Pedro, donde al poco de empezar el derribo de la casa anexa del siglo pasado adquirida por el ayuntamiento apareció una grieta que recorre de lado a lado la pared medianera. Cabanyal 2010 ha dado orden de paralizar las demoliciones.

Fuentes de Salvem el Cabanyal explicaron que la mayoría de las viviendas de la calle San Pedro, donde se daba la mayor concentración de casas catalogadas del barrio, "se apoyan unas en otras" por lo que las demoliciones con máquinas pueden poner en peligro la estabilidad de las viviendas habitadas.

El portavoz de la Asociación de Vecinos Cabanyal-Canyamelar Vicente Gallart apuntó que para evitar molestias y riesgos innecesarios a los expropiados el ayuntamiento debería esperar a tener la propiedad de todas las viviendas afectadas por la expropiación (un total de 135)en San Pedro. El consistorio tiene algo más de las mitad de las fincas. Los vecinos consideran que los derribos manuales suponen "malgastar el dinero público por un objetivo político".

La asociación acusó ayer al ayuntamiento de actuar de manera "arbitraria" con la demolición de la casa de la palmera porque no está en ruinas ni supone una amenaza para los viandantes. Sin embargo, el consistorio no actúa en otras casas suyas que están declaradas en ruinas desde hace meses y sí representan un peligro, como la del número 33 de la calle Escalante

Los trabajos de vaciado y demolición de la casa de la palmera siguieron ayer después de la concentración vecinal que el sábado congregó a mil personas en contra de la desaparición del edificio, descatalogado para la apertura del bulevar San Pedro (eje viario perpendicular a la prolongación de Blasco Ibáñez).

En relación al argumento de la alcaldesa, Rita Barberá, que considera validado por las urnas el plan especial -aún pendiente de un recurso del Tribunal Supremo- los vecinos dicen que "ganar las elecciones por mayoría absoluta no es excusa para actuar de manera arbitraria".