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La inauguración del aparcamiento de la calle Martí Grajales, en el corazón del Cabanyal, acabó ayer bronca. Medio centenar de vecinos contrarios a los derribos y a la prolongación de Blasco Ibáñez a través del barrio protegido increparon a la alcaldesa al grito de "Rita rehabilita" y la acompañaron con pitos, bocinas y una docena de pancartas contra el "expolio" en su recorrido por el parque construido sobre el garaje.

Otro grupo de vecinos partidarios de Rita Barberá -entre los que había algún asesor del equipo de gobierno- intentaron neutralizar la protesta con aplausos y coreando el clásico "¡Rita guapa!". Barberá respondió sin perder la sonrisa a los vecinos que le gritaban "traidora" mostrando el símbolo de la victoria con los dedos.

Los escoltas se emplean a fondo

El momento de más tensión se produjo en la entrada al aparcamiento, cuando la policía local y agentes de paisano que escoltaban a la comitiva de Barberá obligaron a los manifestantes a despejar la entrada al aparcamiento impidiéndoles acceder al interior entre forcejeos y codazos.

Ya a resguardo en el interior del aparcamiento, la alcaldesa rememoró otros incidentes violentos como la inauguración del jardín de la Remonta y del mercado de Colón -que coincidió con las protestas ciudadanas contra la guerra de Iraq-, donde también resultó increpada y zarandeada.

La regidora denunció las agresiones físicas sufridas por "algún compañero" de la comitiva que se había llevado un "puñetazo" y "algún escupitajo" por parte de los vecinos contrarios a la prolongación. De éstos dijo que "no viven en el Cabanyal" y que forman parte de la "izquierda radical" que no acepta el resultado de las urnas y las sentencias judiciales a favor del plan especial del barrio.

El citado plan sigue pendiente de un informe del Ministerio de Cultura requerido por el Tribunal Supremo que determine si hay o no expolio sobre el barrio declarado Bien de Interés Cultural desde 1993. La plataforma Salvem el Cabanyal se reunirá mañana con el gabinete de la vicepresidenta Fernández de la Vega para denunciar el expolio del barrio. La Asociación de Vecinos del Cabanyal desmintió ayer a Barberá en un comunicado donde aseguraba que los vecinos que protestaron sí eran del barrio, de hecho, algunos pertenecen a la junta directiva. Según su versión, los forcejos y agresiones se debieron "a la actitud de los servicios de seguridad de la alcaldesa, que pretendían abrirse paso a codazos y empujones, impidiendo que la gente ejerciera su derecho a la protesta pacífica".

La alcaldesa advirtió de que pese a las protestas seguirán adelante con la ampliación de Blasco Ibáñez. "Hay vecinos que me piden incluso que la hagamos más ancha", apostilló.