?

Las críticas del mundo de la Universidad arreciaron ayer contra el gobierno de Rita Barberá y contra la prolongación de Blasco Ibáñez, uno de los proyectos estrella de la alcaldesa. Los exabruptos del primer teniente alcalde calificando de " bajeza" la colaboración de las dos universidades publicas en un seminario crítico con el plan especial del Cabanyal organizado por el PSPV han levantado ampollas. Si la primera reacción de la Universitat de Valencia y de la Politécnica (UPV) fue reclamar respeto por la "libertad de cátedra", ayer fue el rector de la Universitat quien dio la réplica en primera persona a Alfonso Grau. Francisco Tomás aseguró, durante una rueda de prensa sobre la selección de la Literaria como Campus de Excelencia Internacional, que las declaraciones de Grau no son "ni correctas ni ajustadas". La Universidad "es un lugar donde las ideas fluyen". "No es justo responsabilizar a la Universidad de todo lo que hacen las personas en ella".

Tomás subrayó que la UV, que ha cedido el Colegio Mayor Rector Peset para la organización de las jornadas científicas, "en ésta y en todas las ocasiones, ha ofrecido sus espacios a quien quiera debatir de los temas de actualidad". "Y no habría ninguna restricción -afirmó-para que se planteara un debate sobre el mismo problema visto desde otra perspectiva", en alusión, a un foro a favor de conectar Blasco Ibáñez con el mar. Tomás recalcó que "es política del rectorado desde siempre respetar la libertad de actuación y expresión de las personas".

"Hablar ante los desencuentros"

El rector consideró poco "atinados" los comentarios del edil, que consideró una "vergüenza" que las universidades den su apoyo a lo que él entiende como "un acto político". "Todo el mundo debe comprender que los universitarios puedan tener una opinión a propósito de cualquier tema de actualidad". El máximo responsable de la UV resaltó que "nunca" ha entendido las "descalificaciones" y abogó por "hablar ante cualquier desencuentro".

En esta línea, el catedrático de Proyectos Arquitectónicos de la UPV, Vicente Vidal, uno de los ponentes del Taller Cabanyal, reclamó un "debate serio y sin descalificaciones" sobre el barrio, un conjunto histórico bajo la amenaza de la piqueta y donde avanza la degradación. "A la universidad le interesa la ciudad, no la política", recalcó Vidal quien abogó incluso por una "mayor implicación de la universidad" en los problemas de la ciudad. El arquitecto lamentó el "maniqueísmo político", una "herencia peligrosa" a la que hay que hacer frente con "más cultura".

En su conferencia, Vicente Vidal, aseguró que la prolongación de Blasco Ibáñez es "un acto de barbarie", un proyecto "sin alma" que está "fuera de tiempo y de lugar". La nueva avenida, dijo, "implica la destrucción de la urdimbre histórica del barrio". El catedrático insistió en que prolongación será "muy negativa" porque desaprovecha la potencialidad del eje de Serrería y abogó por resolver el final de Blasco Ibáñez con la estación pasante intermodal.

Vidal defendió la convocatoria de una consulta popular para que los ciudadanos decidan el futuro del Cabanyal. Ésta es "una práctica democrática" totalmente generalizada en Europa. Como ejemplo citó a Zúrich donde existe una gran maqueta de la ciudad en la que se introducen los nuevos elementos proyectados -torres, puentes, avenidas...- para ver su efecto y que los ciudadanos puedan opinar.