Un total de 231 madres lactantes, con sus bebés, se han reunido hoy en los jardines de Viveros de Valencia en una "Gran Tetada", durante la cual han dado pecho al mismo tiempo con el objetivo de fomentar esta alimentación natural.

La iniciativa se ha celebrado con motivo de la octava Fiesta por la Lactancia, convocada por las Asociaciones Amamanta, SINA y Alpit (Liga de la Leche) y durante la cual también se han desarrollado talleres lúdicos, charlas y se han reivindicado algunas mejoras sanitarias.

"La mejor inversión de una sociedad en su futuro es cuidar a sus bebés y a sus madres", ha asegurado fuentes de la organización, que han destacado el éxito de esta convocatoria, que ha superado a las 150 madres lactantes que se reunieron el pasado año.

Esta octava edición se enmarca en la celebración de la Semana Mundial convocada por la Alianza Mundial pro Lactancia Materna (WABA), que este año está dedicada a la defensa de la lactancia materna en situaciones de emergencia que pueden conllevar riesgo de separación madre-bebé lactante, con la consiguiente interrupción de esta alimentación.

Según las convocantes del acto, ante cualquier urgencia en que pueda verse una pareja madre-bebé lactante, como accidente de tráfico, enfermedad súbita de la madre o el bebé, parto prematuro, proceso de divorcio, reincorporación laboral no planificada o desastre natural, deberían recibir una "adecuada atención social para evitar que se interrumpa la lactancia materna".

En el caso de ingresos hospitalarios, consideran que "humanizar" la atención materno-infantil implicaría permitir la cohabitación, favoreciendo la lactancia materna y, si procede, el método madre canguro.

"No hay mujeres sin leche, hay madres solas", aseguran las entidades convocantes, que añaden que no hay una edad límite para amamantar a los hijos.

Según los organizadores, la niñez es la población más vulnerable en las emergencias y la mortalidad infantil puede elevarse de 2 a 70 veces más que el promedio por diarreas, enfermedades respiratorias o desnutrición.

"En las emergencias, las madres que brindan lactancia materna dan a sus hijos una alimentación limpia, segura, sostenible, que aporta agua y les protege activamente de las infecciones", ha destacado.

Pero su juicio, la lactancia durante las emergencias se puede ver "menoscabada" por la "falta de apoyo y de protección institucional activa" o por la prevalencia de mitos como que el "estrés seca la leche de pecho o que las mujeres con desnutrición no pueden amamantar".

"Hoy sabemos que las madres pueden incrementar su suministro de leche, que se puede reiniciar aún después de que se haya interrumpido, y que las nodrizas pueden ser una opción como medida temporal si el niño o niña quedan huérfanos", han agregado.

También señalan que la distribución de fórmulas infantiles y otros productos lácteos o biberones durante las emergencias "obstaculizan la lactancia materna y llevan a enfermedades y mortalidad".