El Palacio del Real, arrasado con saña y hasta los cimientos en 1810, está recuperando sus contornos gracias a la reconstrucción fiel, casi mimética, que están llevando a cabo los técnicos de EMR, la empresa especializada en restauración de monumentos, bajo la supervisión del Servicio Municipal de Arqueología y de la Concejalía de Cultura.

En la recomposición de la fachada del palacio -de la que se reharán 70 metros lineales por 1,5 metros de altura- se están reutilizando los bloques informes de piedra de Godella recuperados durante la excavación que se cortan y ajustan al tamaño original de los sillares del muro. El acabado de la parte de atrás del muro, la que quedará oculta al público, se ha cuidado menos y se ha construido a base de encofrado de cemento aplicado sobre las ruinas.

Cemento sobre las ruinas

Esta reconstrucción, sin la cual sería difícil la lectura de los restos del palacio por lo poco que se conser?va, tendría difícil encaje en la Ley de Patrimonio Histórico Español que potencia el valor de las ruinas por sí mismas. El artículo 39.2 de la citada ley señala que, en el caso de bienes inmuebles, las actuaciones "evitarán los intentos de reconstrucción, salvo cuando se utilicen partes originales de los mismos y pueda probarse su autenticidad". Añade que "si se añadiesen materiales o partes indispensables para su estabilidad o mantenimiento deberán ser reconocibles y evitar las confusiones miméticas".

El criterio varía en la ley autonómica de Patrimonio que en su última reforma se volvió más laxa con las reconstrucciones, lo que allanó el camino a la validación de intervenciones de larga polémica como la reconstrucción del teatro romano de Sagunto. Al amparo de esta reforma, de cuyas divergencias con la ley estatal advirtió el Consell Valencià de Cultura, se han llevado a cabo intervenciones como la reconstrucción de una bóveda del refectorio del Monasterio de la Valldigna o la reposición con piedra blanca de las escaleras del puente de la Trinidad de Valencia. El peligro de las reconstrucciones miméticas es que con el paso del tiempo lo nuevo empieza a parecer viejo y el observador ya no puede distinguir la ruina original de la de pega.

El proyecto arqueológico de recuperación de la desaparecida residencia real en los Jardines de Viveros estará terminado antes de Navidad.