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La muerte de un joven universitario francés atropellado por un turismo cuando circulaba por el carril bici de la gigantesca rotonda de la avenida de Cataluña en la tarde del miércoles ha provocado numerosas reacciones entre los cada vez más abundantes colectivos ciclistas y ha reabierto el debate sobre la bicicleta como alternativa de transporte real en una ciudad que incrementará en pocas semanas su red de carriles bici hasta 126 kilómetros. Precisamente miles de ciclistas transitan a diario por la zona del accidente para acceder a los recintos universitarios. Y todos vienen exigiendo más protección para usar la bicicleta.

La nueva ordenanza municipal de circulación impulsada por el PP establece que las bicis circularán por las vías y carriles señalizados y no podrán hacerlo por las aceras. Además, los ciclistas deben ir equipados con material de protección, como chalecos o luces por la noche. Pero desde el grupo socialista el concejal José Luis Abalos recuerda que defiende "un espacio exclusivo para ciclistas por encima de la acera, respetando el peatón. Los ciclistas no son partidarios de circular junto a bordillos por el peligro de daños en la cabeza en una caída".

Los colectivos que defienden el uso de la bicicleta en la ciudad, como Valencia en Bici y la Oficina de la Bici, apostaron ayer por la convivencia de la bicicleta y el coche y lamentaron el siniestro mortal.

Fernando Mafe, de la Oficina de la Bici, no quiso opinar del accidente que calificó de "lamentable" y agregó: "No vamos a arremeter ahora contra las instituciones por el siniestro cuando lo estamos haciendo regularmente. De momento guardamos silencio y ya habrá tiempo de hablar". A continuación explicó que "la convivencia de la bici con los vehículos no sólo es posible sino deseable. No nos interesa ninguna confrontación sino trabajar con las administraciones, sean del color que sean, para lograr una ciudad más habitable".

Juan Antonio Barrachina, que coordinó el I Congreso de la Bici que tuvo lugar a principios de mes y experto en el mundo de de la bici, sí incidió en el lugar del siniestro y dijo que "es un nudo conflictivo porque es una rotonda mal diseñada para los ciclistas. Se lo comenté al ingeniero jefe de la obra pero no me tomó en serio. El carril-bici en ese lugar está mal diseñado y el ciclista se expone a muchos peligros debido, entre otros motivos, a la falta de señalización y al color del carril. El ciclista va por la acera y el automovilista no lo ve bien".

Otros responsables del mundo de la bici consultados apuntaron como una de las posibles causas que el semáforo de acceso a la Ronda Norte se encuentra en ámbar para los vehículos procedentes de la V-21 cuando al mismo tiempo está en verde para facilitar el paso de peatones o ciclistas y pocos son los automovilistas que circulan con precaución". Otros apuntan que hay una mala iluminación.

Y eso podría empezar a ser posible a finales de año, cuando se acaben los 126 kilómetros de de carril-bici y ciclo-calles en los dos sentidos. Ahora se terminan 25 kilómetros de carril-bici y otros 40 de ciclocalles. Las obras tienen un coste de cuatro millones de euros que proceden del Fondo Estatal de Inversión Local. Sin embargo, y pese a su proximidad a la zona universitaria, en el primer tramo de la Ronda Norte, que bordea Benimaclet, en el que se produjo el accidente, no hay carril bici si se exceptúa el paso de peatones donde murió el joven francés. A pesar de ser una vía nueva, el carril quedó fuera de programa, cuando en otros tramos de la Ronda sí hay. Los ciclistas, en ese sector, circulan por la acera o por el carril-bus, separado de la calzada pon ur bordillo.

Colectivos ciclistas ven necesaria una mayor concienciación de ellos y de los conductores para convivir en el tráfico rodado: "Los primeros no respetan las normas y circulan como quieren, incluso en contra dirección, y los segundos deben aprender a convivir", dicen.