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El jardín de Monforte o de Romero y su residencia de descanso se salvaron de la especulación inmobiliaria que en 1960 acabó con el vecino palacete de Ripalda, cuyo jardín compartía muro medianero con el de los Monforte. El origen de éste último fue un huerto situado extramuros propiedad del barón de Llaurí que fue vendido en 1849 a Juan Bautista Romero Almenar, marqués de San Juan. El nuevo propietario mandó construir el palacete o pabellón de descanso. El diseño del jardín se encargó al arquitecto valenciano Sebastián Monleón Estellés y las obras se iniciaron en 1859. El propietario, admirador del pintor Vicente López, de quien tenía varios cuadros en su casa, y de otros famosos artistas de la época invirtió grandes cantidades de dinero en el jardín y viajó a Italia para empaparse del arte de la jardinería.

A la muerte del marqués de San Juan, que no tuvo hijos, el lugar pasó por herencia a una sobrina llamada Josefa Sancho, quien al casarse con Joaquín Monforte Parrés dio lugar al cambio de nombre, vigente hasta la actualidad. Con motivo de la declaración oficial de Jardín Artístico en 1941, se encomendó su restauración a Javier Winthuysen. El jardín siguió siendo propiedad privada 30 años más hasta que los Monforte lo vendieron al Ayuntamiento de València en 1971. En la actualidad el jardín histórico es una auténtica isla verde rodeada de edificios altos. Está gestionado por la Fundación Municipal de Parques y Jardines y es por su encanto lugar de celebración de bodas civiles.