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El reportaje de "Informe Semanal" del sábado por la noche repartió su espacio entre los partidarios y detractores del Plan Urbanístico de el Cabanyal, que mantiene enfrentados a vecinos de este barrio marinero de Valencia y a las administraciones española y valenciana. En el mismo se habló de marginalidad, drogas y suciedad, pero también de cultura, empresa, rehabilitación, conservación y futuro.

Un total de quince opiniones aparecidas a lo largo de los cerca de 17 minutos de reportaje fueron contrarias a los planes urbanísticos del Ayuntamiento de Valencia, mientras que once se decantaron claramente por la destrucción de las viviendas y la apertura de la avenida de Blasco Ibáñez al mar.

El equilibrio y la equidad estuvieron presentes en todo momento. Habló un pescador de toda la vida que se quedará sin su vivienda si se consuma el proyecto. También opinó un vecino para el que el programa urbanístico se validó con la victoria del PP en el consistorio y la Generalitat.

La narración audivisual parecía cosida en un traje de imparcialidad.Apareció Rita Barberá para avalar el recurso contra la decisión del gobierno del Estado de parar lo que consideran un expolio y surgió la edil socialista Carmen Alborch para criticar el plan.

También dijo la suya la subdirectora General de Patrimonio Histórico de España, Ángeles Alestrue, y explicó la actuación del gobierno de Zapatero. Inmediatamente después TVE recogió la opinión de Paz Olmos, la Directora General de Patrimonio de la Generalitat quien dio cuenta del decreto del Consell para facilitar la ejecución de las obras.

Fue un toma y daca en el que por fin aparecieron los representantes vecinales, y la portavoz de la plataforma Salvem el Cabanyal, Maribel Domènech. Una semana atrás, el reportaje de Canal 9 emitido en el programa "Dossiers" desató las críticas de la oposición al PP por ser claramente favorable a la ejecución del proyecto y en el que apenas salieron opiniones en contra del plan.

De la balanza en que se convirtió el espacio de "Informe Semanal" fue especialmente importante colocar la opinión del "padre" del planeamiento urbanístico en cuestión, el arquitecto Alejandro Escribano, frente al profesor de Urbanismo de la Universitat Politècnica de València, Enrique Giménez.

El primero dijo que "este barrio, al no estar bien conectado a la ciudad, su transformación y rehabilitación es imposible". El segundo, por contra, apuntó que la intervención es "discutible" porque la ciudad está conectada al mar por el norte y el sur de el Cabanyal. "La apertura no es coherente con la estructura del barrio que es otra" apostilló el profesor Giménez.

"Escritura por escritura"

Una mujer narró a la cámara que podía estar de acuerdo con la destrucción de las viviendas si le daban una casa en las mismas condiciones "escritura por escritura". La replica del concejal de Grandes Proyectos del Ayuntamiento de Valencia, Alfonso Grau, fue contundente al señalar que lo que no puede pretender la gente a la que se le cede una casa para vivir (tras la demolición de la suya) es que después esa vivienda la pueda heredar "el hijo, el nieto o el primo" porque para eso la tendrán que comprar primero. Grau culpó a los opositores del plan de ser los responsables de la deterioración del barrio.

Esta apreciación del concejal del PP tuvo su respuesta en la portavoz de Salven el Cabanyal, Maribel Domènech: "Han seguido una política de compra, vecino a vecino". Para afirmar después que las autoridades han permitido la venta de droga y la creación de un tejido hostil en el barrio para acabar desarrollando la apertura al mar.