El informe de diagnóstico de Ciutat Vella encargado por el Ivvsa y publicado esta semana confirma lo que los vecinos del centro histórico llevan tiempo denunciando. Las intervenciones de rehabilitación y regeneración urbana que se han llevado a cabo en Ciutat Vella entre 1993 y 2003, correspondientes con los once primeros años de vigencia del Plan de Reforma Interior de Valencia Antigua (Riva), han tenido efectos beneficiosos pero claramente insuficientes. Los ejes formados por la calle Caballeros, Alta, Serranos, Murillo y Na Jordana son la cara del plan Riva. La cruz la forman 169 solares vacíos (47.000 m2) que degradan el barrio histórico, 58 edificios en ruinas y otros 320 edificios desocupados y en mal estado, entre ellos, construcciones señoriales catalogadas. La cifra de inmuebles "problemáticos" se eleva a 663 si se suman los edificios habitados en mal estado.

Los datos forman parte de la radiografía de la vivienda del centro histórico realizada por el arquitecto Carles Dolç en el informe "Un futuro para el pasado. Diagnóstico para la Ciutat Vella de Valencia". El estudio lo ha elaborado un equipo formado por ingenieros, urbanistas y arquitectos coordinados por Fernando Gaja. El objetivo no era hacer un diagnóstico plano sino un análisis en profundidad con carga crítica a partir del cual marcar las líneas de intervención futuras, explica el coordinador.

Los solares vacíos son "un problema mayor" en Ciutat Vella, especialmente, en los barrios del Carmen (62), Mercat (54) y Velluters (29). La plaza del Mercat, el entorno monumental más importante de la ciudad, lo ilustra. En un radio de 300 metros, en el entorno de las calles Calabazas y Corregeria, se concentran tres de las bolsas de solares más grandes.

El Ivvsa como agente urbanizador

La solución, según apuntan los expertos, es que la Generalitat, a través del Ivvsa, se convierta en agente urbanizador de edificios de nueva planta lo que serviría de estímulo a la iniciativa privada. Los barrios del centro histórico, con un censo de 25.000 habitantes, sufren un problema de despoblación. Dolç calcula que la cifra de población óptima sería 31.000 habitantes. La Administración, apunta el urbanista, debería poner el acento en la construcción de edificios de nueva planta, "sin arquitecturas historicistas" réplica de lo existente, que atraiga gente a vivir al centro histórico.

Pero Ciutat Vella no sólo necesita urbanizar la "cosecha" de solares generados en los últimos 17 años como consecuencias de iniciativas de reestructuración urbana como el programa Urban de Velluters, excesivo en derribos.

Los resultados en la rehabilitación de viviendas tampoco dejan demasiado lugar al optimismo. De los 18.226 viviendas existentes -según datos del padrón de 2003-, 6.784 han sido objeto de rehabilitación, lo que supone un 37% del total. Sin embargo, el porcentaje es engañosos ya que la mayoría se corresponde con rehabilitaciones superficiales, lavados de cara, que no significan la modernización real de los edificios. En realidad, expone Carles Dolç, "las viviendas que de manera efectiva o directa se han modernizado y mejorado sus condiciones de habitabilidad representan un 9,4% del parque de viviendas". Una cifra "lejos de lo óptimo", señala el urbanista.

La rehabilitación del centro histórico de Valencia, que es con 157 hectáreas uno de los más grandes de Europa, arrancó en 1993 y tuvo la punta de intervención entre 1996 y 2000, año a partir del cual se produjo el parón. En 2003 se situó a niveles de 1994. La explicación se atribuye al freno a las subvenciones y en los cambios organizativos en la oficina Riva. En las conclusiones del diagnóstico de Ciutat Vella, Fernando Gaja plantea la refundación de la oficina de gestión única del centro histórico, que a día de hoy sigue siendo una "utopía". La estructura actual está "asfixiada por la burocracia" y es por tanto poco operativa.