¿Pasar de letrado mayor de las Corts Valencianes a secretario de la AVL es pasar de la guerra a la paz?

No. He tenido la enorme suerte de poder participar en la creación de dos instituciones en las que había creído y reivindicado. Como demócrata y como valenciano siempre añoré un sistema de autogobierno y sin pertenecer a ningún partido se me ofreció la oportunidad de estar al frente de la administración para montar lo que fueron las Cortes, lo que fue una experiencia maravillosa. Quizás estuve demasiado tiempo y al final casi tuve que presentar la dimisión para escaparme porque creo que no es bueno estar tanto tiempo en un cargo público, ni para la persona ni para la institución. Y se me ofreció otra oportunidad de venir a montar una institución diferente, la AVL, que nació para centrar un debate que se había salido de sus casillas y dejarlo en manos de especialistas. Ni paz ni guerra. El debate parlamentario tiene altibajos. Los tuvo cuando yo era letrado mayor y los tiene ahora porque eso es la vida política. ¿La Academia un remanso de paz? Puede que sí. Lo que se me encomendó es que esto funcione y lo haga sin ruido y que brille el trabajo de los académicos.

¿En qué está metida ahora la Acadèmia?

Una vez aprobados la gramática y el diccionario está ahora en la fase final del diccionario normativo, y además hay un gran trabajo de recuperación de la toponimia y la onomástica. Folletos de cada municipio...Todo eso pasa por aquí, y también cualquier ciudadano que quiere recuperar su nombre o sus apellidos en valenciano pasa por aquí a informe. Organizamos cursos para centros valencianos en el exterior, etc.

La Acadèmia ocupa unas dependencias en San Miguel de los Reyes pero espera sede nueva en la zona del San Pío V.

Estamos a la espera de que el Ayuntamiento de Valencia reordene esa zona en el Plan General de Ordenación Urbana para que se puedan iniciar los trámites. El solar ya está cedido por la Generalitat. No sabemos más.