El 6 de marzo de 1995, poco después de que el Ayuntamiento de Valencia aprobara la construcción de tres torres de 20 alturas para viviendas y un hotel en los terrenos del colegio de Jesuitas, junto al Jardín Botánico, quedó formalmente constituido Salvem el Botànic. La urbanización del privilegiado solar de Jesuitas había provocado unos años antes un tenso enfrentamiento entre la Generalitat y el ayuntamiento, ambos gobernados por el PSPV, que acabó con la dimisión del alcalde Ricard Pérez Casado.

Bajo el lema "Recuperem la Ciutat", esta plataforma ciudadana inició una andadura con logros y decepciones. Es el decano de los "salvem" de Valencia y puede apuntarse en el haber la declaración del jardín como Bien de Interés Cultural, la suspensión de las licencias de obras en Jesuitas y haber movido al ayuntamiento para que permutase los terrenos edificables junto al jardín. El proceso de traslado de la edificabilidad encalló en el hotel proyectado por el empresario Antoni Mestre (Expo Grupo) que se resiste a irse a otro sitio como le ofrece el consistorio.

La última decepción para Salvem el Botànic fue la retirada de la Generalitat del proceso judicial contra el hotel tras el varapalo del Tribunal Superior de Justicia que en 2009 corrigió la declaración BIC del Botànic permitiendo diez alturas al hotel y no cinco como fijo la Conselleria de Cultura. Salvem el Botànic se ha quedado solo en la batalla judicial, que ahora está pendiente de la decisión del Tribunal Supremo.

Salvem el Botànic, entre cuyas acciones más sonadas están el alquiler de un tren para ir a manifestarse a la sede de Expo Grupo en Barcelona y la abrazada popular al jardín, es un colectivo heterogéneo. Lo integran unas 200 personas donde hay amas de casa, jubilados, ecologistas, arquitectos, historiadores y urbanistas. No tienen presidente. Todos son miembros de base y "activistas" con "mucha voluntad" cuyo núcleo duro, formado por unas diez personas, se reúne religiosamente una vez por semanas desde hace quince años.

Pascual Requena, uno de los portavoces de Salvem el Botànic, reconoce que el balance de estos 15 años es agridulce, pero destaca que "con la ayuda de muchos al menos se ha logrado que no se construya en el solar". "Seguiremos luchando para que se anexione al Botánico", advierte. "Somos optimistas porque la coyuntura no es buena para la construcción y menos para proyectos hoteleros".